• Jueves, 28 de marzo 2024
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Apéndice, vesícula, muelas del juicio: funciones útiles de las partes que extirpamos

Nuestro médico de cabecera de COPE, Esteban Pérez Almeida, nos explica qué partes del cuerpo se suelen quitar y, realmente, son útiles

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Cristina López Schlichting
@crisschlichting

'Fin de Semana' COPE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 11:08

Hay cosas en nuestro cuerpo, maravillosamente bien trazado y con un equilibrio extraordinario, que tienen su razón de ser y que quitamos sin conocer las consecuencias. Durante mucho tiempo hemos comentado que la pérdida del apéndice o de la vesícula o de las muelas del juicio era oportuno en muchos casos y no tenían consecuencias. Pero, ¿valen para algo estos trocitos del organismo? Nos lo cuenta nuestro médico el dr. Esteban Pérez Almeida: “Casi todo sirve para algo, muchas veces te dices ‘esto si me lo quitan no se pierde nada’, pero en realidad sí que tienen una gran utilidad”. Vamos a por partes, nunca mejor dicho…

El apéndice, que a veces hay que quitar por infección: “Si lo quitamos se pierde lo que es tener una macrobiota, una flora intestinal, sana. El apéndice tenía su origen de ser porque estaba destinado a que nos ayudase a las digestiones de las plantas cuando el hombre, hace años, comía mucha planta, incluso raíces. Comía productos con celulosa y había que ayudar a su digestión. Se pensó que, como ya no comemos tanta planta ni tanta fibra, podemos quitarlo y no pasa nada. Hace un tiempo, no muchos años, se puso de moda extirparlo a la mínima. Hoy en día hemos visto que es fundamental para nuestro organismo porque en él están una serie de bacterias que hacen que nuestro organismo funcione bien. Hemos hablado de cómo la macrobita nos equilibra a todo el organismo con el azúcar, con la diabetes, con el colesterol y con todo. Pues bien, si quitas el apéndice, la macrobiota no es la misma”.

Las anginas: “A día de hoy sí decimos que quitarlas es una locura. Para que a un niño se las quitan tienen que tener amigdalitis de repetición, una serie de puntos claros para quitarlas. Antes sí las quitaban a la mínima, pero las amígdalas son una de las primeras barreras de nuestro organismo para protegernos contra las infecciones. Si las quitamos perjudicamos la integridad del organismo. Su función es parar las bacterias y los virus que nos llegan de fuera, las paran creciendo y produciendo más defensas dentro, por eso tenemos amigdalitis. Si tú tienes amigdalitis en ciertos momentos, sobre todo los chavales, la tienes cuando vas a tener o estás con la infección, pues trátala y deja la amígdala para que siga protegiendo, esto es fundamental”.

La vesícula: “Seguro que conocemos a alguien a quien se la hayan quitado, y seguro que cuando le preguntan qué tal va con las digestiones te dirá ‘un poco más pesadas, si me paso en grasas lo paso peor, pero no lo noto mucho’. Hay que decirles que la necesitamos porque ahí se almacena la bilis, que es fundamental para cuando estamos comiendo grasa, ayudarnos a metabolizarla, la va eliminando poco a poco según el ordenador central de tu cuerpo va diciendo que necesita más o menos. Es fundamental también. Si te dicen que aún tienes el colédoco vale también, pero la diferencia es que tiene la manguera siempre abierta, no la va dosificando y no depende tanto de lo copiosa que haya sido la comida. Hay que tener la vesícula cuando se puede, pero si hay cálculos biliares entonces sí está claro que hay que quitarla porque puede favorecer que tengas cáncer”.

Las muelas del juicio: “Las tenía el ser humano para ayudar a masticar las carnes duras o los cereales crudos. Pasa como lo que decíamos con la vesícula: realmente hoy en día no las necesitamos porque ya no mordemos esas carnes duras ni esos cereales crudos, pero, ¿por esto hay que quitarlas siempre? Hay un debate duro. Yo a mis hijos se las quité, pero lo que está, está por algo, cada caso es un mundo”.

Vello púbico: “Está también por algo. El hombre ha ido perdiendo pelo en distintas partes de su cuerpo, pero en el vello púbico sigue y no porque sí sino por dos motivos principales: primero, para dar calor. El ovario y los testículos necesitan su calorcito, nuestro sistema genital necesitan esa mayor temperatura. Y segundo, es una barrera natural contra infecciones, por ejemplo el papiloma humano, que se contagia más fácilmente si no tienes vello porque, entre otras cosas, hay quien se lo rasura constantemente y v a dejando heridas, y es mucho más fácil el contagio, está ahí por algo. Es mejor una zona frondosa donde se quedan los bichos, y hay otros bichos con patitas y los ves antes con los pelos”.

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