“La sociedad nos pide inmediatez, hay que saber decir ‘basta’, flexibilizar y relativizar”
Irene López Assor es psicóloga, grafólofa y divulgadora en medios de comunicación y presenta en Fin de Semana con Cristina su libro ‘10 obstáculos que te impiden ser feliz’

Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cuando era pequeña, Irene López Assor soñaba con ser una gran locutora de radio. Con 13 años, la pequeña Irene se acostaba por las noches, y colaba entre las sábanas una pequeño aparato portátil. Con el volumen muy bajito, era capaz de no dormir, con tal de soñar despierta con su futuro.
Claro que uno no siempre puede cumplir su sueño. O no como esperamos. Irene se hizo un poco más mayor y su padre le dijo que tenía que ir a la Universidad. Pero las Ciencias de la Información se le quedaron fuera de rango. Puesto que algo tenía que hacer, decidió decantarse por la psicología. Al final, su profesión, la de conectar con personas, entender al que escucha, y escuchar lo que piden, se acerca a nuestra profesión. Resulta que la psicología no se alejaba tanto de lo que ella quería hacer.
Irene López Assor hoy es psicóloga, grafólofa y divulgadora en medios de comunicación y ya, además, autora de “10 obstáculos que te impiden ser feliz” y ha pasado en Fin de Semana con Cristina para presentarlo.
Irene reconoce que ha ido identificando lo que le ha ido contando la gente que le ha hecho desgraciado: “Yo veía que hay como una corriente de ‘todos tenemos que ser felices’ y al final, después de 25 años de experiencia, y gracias a Dios con una consulta muy llena, dices ‘no, no todo el mundo vamos a llegar a las mismas metas ni tenemos los mismos deseos pero quizás sí que hay unas características que se repiten mucho que se identifican’, así que yo analicé y di sentido a los diez obstáculos que nos impiden ser felices, que en realidad es que no podemos ser como queremos ser, nos lo impiden muchas circunstancias que son las que describo en el libro”.
La autora reconoce que esta época aumenta esas dificultades para ser feliz: “De hecho es algo muy interesante porque lo que hoy nos exigen socialmente es que seamos perfectos, que lleguemos a todo, inmediatez, no puedes sufrir sino que tienes que ser feliz, prohibido transitar por la tristeza… al final te entra una angustia vital y existencial que dices ‘bueno, voy a frenar un poco el mundo y voy a ver realmente dónde estoy yo y dónde quiero llegar’ y, de hecho, a nivel terapéutico y está científicamente demostrado, los diferentes tipos de terapias que hay a lo largo de la historia están hechas en base a las circunstancias sociales. Cuando alguien nos pregunta qué tipo de terapia funciona mejor, la respuesta correcta es que depende de la época y el momento, ahora es la terapia tercera generación que intenta englobar varios factores porque la sociedad de hoy te lo reclama. Todas son efectivas pero van a depender de la época”.
“El número 1 ahora mismo es la pertenencia, el ‘no sé quién ni a dónde pertenezco’ porque como hay tanto cambio, al final, esto es como un tornado y no sabemos dónde vamos a caer”, explica López Assor, que añade que “la gente tiene mucha ansiedad y no sabe por qué, se sienten deprimidos y no encuentran razones y al final es porque no saben quiénes son y les hacen creer que tienen que ser esa persona que te han dibujado pero que, en realidad, no eres tú o eres totalmente distinto a lo que los demás esperan. Esta sociedad es, desde luego, la inmediatez, el trastorno de adaptación, todo es un estrés. Los factores estresantes son más: ser madre, ir al trabajo, hacer la compra… hay tanto cúmulo de información y tanta información de lo que debemos de ser o de sentir o de percibir que al final se unifica en una pelota que se va haciendo madeja y es muy difícil de parar, pero necesitamos hacerlo, y decir ‘qué está pasando y qué me está pasando’”.
La autora recomienda, para relajar el agobio, “aflojar, tal cual”: “Parece de Perogrullo pero es así, y yo se lo digo a los pacientes, que introduzcan en su mente una palabra maravillosa como es ‘flexibilizar’, frena, para, párate un segundo. Cuando te levantas por la mañana y te lavas la cara, pon conciencia en todo ello, es importante porque nos hace tomar conciencia del aquí y ahora, porque si no vivimos en una aceleración continua y una expectativa constante de ‘no voy a llegar a todo’, vas impactada todo el día. Frena y escribe, que lo hacíamos antes, qué te pasa, tus emociones, lo que te harta y vamos a buscar soluciones reales porque cada persona es independiente, no podemos dar soluciones a todos por igual, hay que canalizarlo. ‘Flexibilizar’, palabra grabada en fosforito”.
“Estamos en un nivel tan rápido que el ser humano, incluso por propia anatomía, no le da tiempo a integrar tanta información y a adaptarse al ritmo que te exige la sociedad. O todos vamos frenando y regulando y descendiendo nuestros tiempos… es la única manera de poder decir, a lo bruto, ‘sociedad para que voy a llegar pero yo a un ritmo distinto’”, añade López Assor.
¿Qué necesitamos? “Ser más sencillos”, asegura la autora, que detalla que “no es renunciar, ya que hay confusión de conceptos. Ser simple no es que nos falte un hervor sino aplicar el ‘menos es más’, hay que intentar volver a la sencillez y la simpleza de lo que te da la vida cotidiana, que te da muchísimos estímulos para que pases un día medianamente agradable”.
Por todo ello, Irene divide en la consulta el día en cuatro a sus pacientes: “Funciona fenomenal. A las 12 te pones una alarma y me dices, de cero a diez, cómo ha sido desde que te has despertado hasta las 12 del mediodía, ¿bueno, malo, regular? Vale, luego de 12 a 15h, otra alarma. ¿Qué busco? Que un ‘fatal’ sea ‘bueno, fatal de 18h a 20h’, un juicio más ponderado. Si no, si generalizamos, nuestro cerebro entiende que estamos fatal siempre, e igual no es así. Si lo hacemos con cachitos de día y lo acotamos en el tiempo, se hace más liviano. Porque como la víctima en nuestra sociedad tiene los ojos ganados y se aprovecha el drama para que los demás nos hagan caso y con eso tenemos un refuerzo”.



