Se ha referido a la Memoria de la Pastoral Penitenciaria correspondiente al año 2018 y ha destacado las altas cifras de voluntarios y capellanes que trabajan en las prisiones. Florencio Roselló ha explicado que es importante tener en cuenta que detrás de la labor de la Iglesia y de las cuestiones burocráticas que, en muchas ocasiones hay detrás, no podemos olvidar que hablamos de personas, hombres y mujeres con historias concretas, que “necesitan de la Iglesia en sus momentos de soledad”. ​​

Actualmente hay 2755 voluntarios vinculados a distintas diócesis que trabajan en la pastoral penitenciaria -la mayoría mujeres-, pero no todos trabajan dentro de la prisión. Su trabajo en el ámbito de lo social, se complementa con lo judicial y con lo religioso, por eso es tan relevante la labor de los capellanes. Florencio Roselló ha subrayado la importancia de la fe y el compromiso diocesano en todo este trabajo. ​

Uno de los datos más llamativos del informe es que la mayoría de los reclusos participan en las ceremonias religiosas, aunque no sean creyentes. Este religioso mercedario, que está al frente de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal, añade que “la iglesia es una presencia relevante para todos, porque es madre y misericordia”.​​

Finalmente Roselló ha destacado la acogida y el seguimiento que “la Iglesia hace de estas personas cuando salen de prisión. Son personas que han cometido un fallo pero hay que ayudarles a superarlo”. ​