Cómo liberarse del peso de la culpa: Consejos clave de un psicólogo para sanar y avanzar "La reparación"

Las emociones hay que gestionarlas. Las buenas y las malas, porque si no se pueden convertir en un mayor peso sobre los hombros a la hora de afrontar incluso las situaciones más sencillas del día a día.

La culpa es un buen ejemplo como explica el psicólogo y educado Javier De Haro. "La culpa es una emoción, pero es una emoción muy, muy compleja, que nos cuesta mucho aceptar. Suele ir ligada siempre a tres factores que nos pesan mucho, que son la falta de autoaceptación, es decir, no aceptar esa responsabilidad, la vergüenza y el malestar. Es una emoción que, vamos, que es peligrosa si no se maneja bien".

El origen puede ser actual o del pasado. En cada caso ataca desde un frente distinto. "Bueno, es que esto es muy subjetivo de cada uno, porque depende de muchos factores culturales y también de los valores con los que hemos sido educados. Hay personas que, por ejemplo, toleran el error y cuando han tenido la responsabilidad de algo, la culpa, como queramos decirlo, pues lo asumen y eso les ayuda a mejorar".

las excusas

Hay otras personas que no la asumen de la misma forma. "Y hay personas que son más del locus de control externo, de poner excusas, y que esto les cuesta más. La regla general es un poco esta segunda parte. Y eso, al final, lo que hace es que tú no seas consciente de tu responsabilidad  y que acabes generando más ansiedad, más malestar".

El motivo es claro. "¿Por qué? Porque el problema realmente no soluciona. Esa culpa, como no eres consciente, no cambia y sigue estando allí". El profesional recomienda trabajar el tema para que el sentimiento no se extienda en el tiempo.

¿Hay culpa constructiva y culpa destructiva?. "Pues mira, vamos a eso. En principio, las emociones, además lo puso ya de moda esta película que habla de las emociones de Pixar, todas las emociones son funcionales y la culpa también es funcional. El problema es cómo gestionamos esta culpa".

"Cuando tú sientes culpa, es decir, es algo que te está afectando, es algo que tú sabes que podrías haber hecho de otra manera y es algo que te ayuda a mejorar. Esta es la teoría. La realidad, muchas veces, es cuando sentimos algo de culpa, enseguida ponemos el escudo y queremos echar balones fuera".

Eso es precisamente lo que hace que el problema persista. "Cuando pasa eso, podríamos decir que esa culpa no es constructiva, es destructiva. Cuando nos sentimos culpables por algo que, ojo, puede ser por algo que hemos hecho, que no hemos hecho, que pensamos que hemos hecho, en definitiva, cuando nos sentimos culpables por algo e intentamos mejorar, intentamos cambiar, ahí es una culpa constructiva".

Por contra, hay personas que no sienten esa culpa casi nunca. "Sí, pasa mucho. Hay gente que diríamos que en su día a día, primero lo que se llama el locus de control externo, es decir, que todo lo que le pasa, le pasa por culpa de los demás, por así decirlo. Pero fíjate, es muy curioso porque son personas que a lo mejor hoy discuto con uno, mañana con otro, pasado mañana con otro, y en lugar de pensar que yo puedo ser un poco la fuente del problema, piensan que todo el mundo es súper maleducado, por ejemplo".

formas de trabajaRLO

un consejo que ofrece el especialista es ponerse en acción. "Es importante que reparemos, porque cuando tú reparas es cuando tomas conciencia de lo que has hecho y pones una solución. ¿Qué pasa? Que al final cuando únicamente digo perdón es un gesto impulsivo, por así decirlo. Yo sé socialmente que cuando hago algo tengo que pedir perdón, y me sale automático".

Sacar el malestar es fundamental. "Tenemos que acostumbrarnos ya no solo con la culpa, a hablar de cómo nos sentimos. Y muchas veces no lo hacemos pues porque, oye, no queremos contarle nuestras cosas a los demás. Vale, pero puedes hablar contigo mismo". advierte.

"Es muy importante y muy sano que nos acostumbremos regularmente a escucharnos,  a ver cómo nos sentimos, porque muchas veces una de las principales causas de la ansiedad es que cuando sentimos culpa disparamos un montón de mecanismos de defensa para precisamente no sentir esa culpa. Y al final eso lo que hace es que evitemos nuestra responsabilidad  y que el problema se mantenga y que esa culpa nos corroa por dentro, por así decirlo".

los impulsos

De Haro trabaja con estos sentimientos en muchas circunstancias. "Muchas veces, sobre todo en la consulta o en el colegio con los niños, cuando me hablan de culpa viene por impulsos. Cuando actuamos por impulsos es muy fácil que digamos algo que nos haga sentir culpables, pero es muy importante que nos acostumbremos a, sobre todo cuando hay un conflicto, no responder de forma automática. Es mejor tomarse un segundo, respirar y evitar esa respuesta impulsiva".

Tolerar el error es necesario. "Luego, en segundo lugar, es muy importante que toleremos nuestros errores, que reconozcamos que no somos perfectos. Eso no quiere decir que, vale, pues no soy perfecto y ya está, lo justifico así. No, tengo que reparar".

"Es decir, incluso de aquellas cosas que yo no tengo culpa o yo creo que no tengo culpa, pensar qué podría haber hecho para que el resultado fuera distinto. Porque siempre va a ser más fácil centrarme en lo que yo puedo hacer. Y finalmente, si pienso una cosa que podría hacer, el segundo aspecto, comprometerme con ese cambio".