José Ignacio Ustarán estaba en casa con su familia cuando el 29 de septiembre de 1980 llamaron al timbre. Su esposa, Charo Muela, abrió la puerta y se encontró en el umbral a una joven que se apartó y permitió la entrada de dos miembros de ETA que le preguntaron por su marido.

Un cuarto de hora después lo sacaban de su domicilio a punta de pistola mientras a ella le decían que no llamase a la policía. “En cuanto se fueron lo primero que hice fue llamar a mis padres” cuenta Charo en esta entrevista.

A las dos horas del secuestro, Charo Muela recibió una llamada en la que le informaban que su marido había aparecido muerto con dos disparos en la cabeza delante de la sede de UCD en Vitoria.” Siempre supe que ese iba a ser el final ya que no teníamos dinero para pagar un rescate”.

Charo Muela dijo a los terroristas que secuestraron a su marido que se confundían de objetivo. Que era ella la que militaba en la UCD, que era ella la concejal.” Debieron pensar que en aquel momento no era muy popular matar a una mujer”.

José Ignacio Ustarán ya había recibido amenazas con anterioridad. En una ocasión recibió una carta anónima en la que se le acusaba de ser “enemigo de la causa. No le dio importancia y la rompió” reconoce Charo.

La familia de José Ignacio era nacionalista, cuenta Charo, y por eso pensaban que a pesar de militar en la UCD nunca irían a por ellos. “El mundo nacionalista reaccionó fríamente. Nunca se preocuparon por mi. No he tenido ningún apoyo de nadie”

El asesinato de Ustarán es otro más de los que quedan aún sin resolver. Su familia, gracias al apoyo de Covite, consiguió abrir el sumario hace un año. La instrucción inicial del caso está plagada de fallos, incorrecciones y errores. “A pesar de haber visto la cara a los terroristas nunca me llamaron a una rueda de reconocimiento. Tengo pocas esperanzas de que se aclare. El único que podría aportar algún dato es Otegui que en aquellos años estaba en ETA Pm”

La viuda de José Ignacio Ustarán asegura que si los políticos y la Justicia supieran el daño que hacen a las víctimas los homenajes a los terroristas, ya estarían prohibidos, “ prefieren que no existamos”.