¿Cuál es el impacto psicológico de un apagón masivo?
La experta Ángela Magaz explica en COPE por qué cada vez reaccionamos mejor ante una situación de "inseguridad y amenaza"

Ángela Magaz, psicóloga, destaca que los adolescentes han aprendido que la luz no brota de la hierba
Vitoria - Publicado el
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Un apagón masivo, como el ocurrido recientemente en España, pone a prueba nuestra capacidad de adaptación.
En COPE nos preguntamos por qué cada persona reacciona de una manera tan distinta ante un suceso de tal magnitud. A algunas les afecta negativamente, otras no dudan en volcarse en el apoyo social, señala la psicóloga, Ángela Magaz.
Habituación frente a sensibilización
La respuesta individual depende de un fenómeno psicológico conocido como habituación. "Cuando estamos expuestos de manera continuada a estímulos que generan inseguridad o incertidumbre, como noticias de amenazas, muchas personas se habitúan, lo que reduce el impacto emocional". Esto significa que, para una gran parte de la población, el apagón pudo no haber generado un miedo intenso debido a esta adaptación previa, sobre todo a partir de la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, existe un grupo más reducido que experimenta sensibilización. "Estas personas reaccionan con una intensidad emocional alta ante eventos inesperados, lo que puede llevarlas a sentir mayor miedo o ansiedad", añade Magaz.
La vulnerabilidad humana al descubierto
El apagón puso de manifiesto nuestra dependencia de la electricidad y otros servicios básicos, recordándonos lo vulnerables que somos. "Dependemos del agua, del transporte, de la electricidad. Esta situación nos hace conscientes de que no podemos controlar todo", señala la psicóloga.

Los menores aprendieron que la electricidad no brota de la hierba
"En el caso de adolescentes y menores, muchos fueron conscientes de que existe la electricidad, que dependemos de ella y que no es algo natural como la hierba que crece sin más. Tuvieron una vivencia en la que experimentaron que, si tenían que elegir entre utilizar datos (para estar en el móvil) o tener luz, elegían tener luz", celebra.
La fortaleza en comunidad
Uno de los aspectos más destacados del apagón fue la respuesta solidaria de la población. Desde ayudar a personas en sillas de ruedas hasta compartir transporte o asegurarse de que los vecinos dependientes estuvieran bien, los actos de apoyo social fueron numerosos. "Estos comportamientos muestran la capacidad humana para cuidarnos mutuamente en momentos de crisis", destaca Magaz.

"Tenemos más fortaleza de la que sospechamos"
El apagón también sirvió como una lección sobre la importancia de la prudencia, especialmente en la difusión de información. "Muchas personas actuaron con cautela, evitando compartir rumores o información no verificada", explica Magaz. Esta actitud ayudó a reducir el caos y el miedo colectivo. "En este tiempo, probablemente hemos difundido menos información de la que podíamos haber difundido en otro momento, porque no queríamos difundir información falsa."
Además, la experiencia llevó a redescubrir formas alternativas de entretenimiento, como juegos de mesa a la luz de las velas, y a valorar recursos simples como linternas y velas. "Hemos aprendido que la paciencia y la espera son herramientas valiosas en momentos de incertidumbre", concluye la psicóloga.
Una experiencia enriquecedora
A pesar de las dificultades, Magaz considera que el apagón puede ser una experiencia enriquecedora. "Nos ha mostrado que tenemos más fortaleza de la que sospechamos y que podemos adaptarnos a lo imprevisto", afirma.
"Se trata de tomar las decisiones que más nos cuidan y cuidan a los demás, y que nos permiten vivir mejor y convivir mejor".
Desde la perspectiva psicológica, este tipo de eventos nos invita a reflexionar sobre nuestra dependencia, nuestra capacidad de respuesta y la importancia de cuidar a quienes nos rodean.