Un estudio desvela si una canción creada por Inteligencia Artificial nos puede emocionar como si fuera un ser humano: "La percepción"
La Inteligencia Artificial es capaz de crear y componer una pieza, pero ¿nos puede llegar a emocionar?

Ujué Agudo, Doctora en Psicología, explica cómo cambia nuestra percepción ante una melodía si lo ha hecho una persona o la Inteligencia Artificial
Pamplona - Publicado el
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¿Nos emociona igual una canción creada por una persona que por una inteligencia artificial? La respuesta, según un estudio liderado por la psicóloga navarra Ujué Agudo, doctora en Psicología por la Universidad de Deusto e investigadora en la empresa tecnológica Jakala, es clara: nuestros prejuicios influyen en cómo valoramos la música, más allá de lo que realmente escuchamos.
En una entrevista en COPE Navarra, Agudo explicó que, junto a la catedrática Elena Matute, realizaron dos experimentos con casi 500 participantes. A unos se les dijo que la pieza musical que iban a escuchar había sido compuesta por un humano; a otros, que era obra de una inteligencia artificial (IA).

Foto archivo concierto Bruce Springsteen en Barcelona 2024
El mismo sonido, distinta emoción
Lo sorprendente es que todos escucharon exactamente la misma canción, creada con el proyecto de IA Magenta, de Google. Sin embargo, los resultados fueron contundentes:
“El prejuicio hacia la inteligencia artificial condiciona la experiencia ya vivida”, explicó Agudo en COPE Navarra. “No era la música lo que cambiaba, sino la información que teníamos sobre su autoría”.
El caso del pionero David Cope
Durante la entrevista, Agudo recordó también la historia del compositor David Cope, pionero en los años 80 en usar inteligencia artificial para superar un bloqueo creativo. Su sistema, llamado EMI (Experiments in Musical Intelligence), fue capaz de generar obras al estilo de Bach o Mozart. Más tarde, creó a Emily Howell, una IA con la que componía de forma colaborativa.
Pese a sus avances, la crítica rechazó sus obras por considerarlas “meras imitaciones sin alma”. Este rechazo muestra, según Agudo, cómo la percepción del público sigue estando condicionada por quién firma la música: un humano o una máquina.
¿Música con alma o con algoritmos?
El estudio de Ujué Agudo y su equipo abre un debate cada vez más presente en 2025: ¿podemos emocionarnos igual con una canción creada por inteligencia artificial que con una compuesta por un artista humano?

20/02/2017 Concierto de AC/DC en 2017POLITICA IMAGO STOCK&PEOPLE
La psicóloga concluye que, aunque la IA ya es capaz de crear piezas que nos sorprenden, el ser humano sigue siendo esencial en el proceso creativo. “No es darle a un botón y que salga una obra de arte. Siempre hay una parte de selección, de guía y de sensibilidad humana que marca la diferencia”.
¿Quién es david cope?
David Cope es un compositor, profesor e investigador estadounidense que se ha destacado por su trabajo pionero en la intersección entre la música y la inteligencia artificial. Durante décadas fue profesor en la Universidad de California en Santa Cruz, donde exploró métodos computacionales para analizar, comprender y generar obras musicales. Formado inicialmente como compositor tradicional, Cope comenzó a interesarse en cómo la informática podía asistir y expandir los procesos creativos propios de la composición musical.

Inteligencia Artificial
Su proyecto más conocido es Experiments in Musical Intelligence (EMI), iniciado en los años ochenta, donde desarrolló algoritmos capaces de analizar partituras de grandes compositores y, a partir de esos patrones estilísticos, generar nuevas piezas en estilos similares. Esto permitió producir música que imitaba de manera convincente a autores como Bach, Mozart o Chopin, generando debates tanto en el ámbito musical como en el académico sobre la “autenticidad” y la originalidad en el arte asistido por máquinas.
El trabajo de Cope tuvo un impacto profundo en el campo de la creatividad artificial, anticipando el desarrollo de muchas de las herramientas actuales de generación musical asistida por inteligencia artificial. Sus aportaciones no solo se limitan a la programación de sistemas, sino también a la reflexión filosófica sobre la relación entre humanos, máquinas y creatividad. Al poner en duda los límites de lo que se considera creación artística, su obra se convirtió en un punto de referencia fundamental dentro del debate sobre música, tecnología y el futuro de la inteligencia artificial.
Las investigaciones de David Cope no estuvieron exentas de polémica, especialmente porque su sistema EMI llegó a producir piezas que muchos expertos y aficionados confundieron con obras originales de grandes compositores clásicos. Esto generó un debate intenso en torno a si la música creada por una máquina podía considerarse “arte” o si era simplemente un pastiche derivado de patrones estadísticos. Para algunos críticos, EMI cuestionaba la noción de genialidad e inspiración individual en la música, lo que fue visto casi como una amenaza a la figura del compositor humano.

Imagen de archivo del Concurso Internacional de Piano Cidade de Ferrol
Una de las críticas más fuertes que recibió Cope fue la de que su software no “creaba” en un sentido genuino, sino que reutilizaba y recombinaba fragmentos estilísticos de compositores previos, sin verdadero entendimiento o intención artística. Algunos colegas defendían que la originalidad y la expresividad emocional eran exclusivas de la experiencia humana, y que las máquinas carecían de esas cualidades esenciales. Incluso hubo debates sobre los derechos de autor: si una pieza era generada “al estilo” de Bach, ¿a quién pertenecía la obra resultante?
No obstante, también hubo voces que defendieron la relevancia de su trabajo, considerándolo como una herramienta valiosa para comprender mejor los procesos creativos y la estructura de los estilos musicales. Muchos resaltaron que el verdadero aporte de Cope no era reemplazar a los compositores, sino ampliar la forma en que entendemos la creatividad, mostrando que ésta puede ser analizada, modelada e incluso replicada mediante algoritmos. En ese sentido, las controversias alrededor de su obra ayudaron a abrir discusiones que aún persisten hoy en el campo de la música generada por inteligencia artificial.