Benjamín de Tudela, el viajero navarro que localiza la antigua Babilonia en el siglo XII
Este rabino y escritor de Tudela recorrió el mundo mediterráneo, la India y Rusia, dejando un mapa preciso de las comunidades y secretos de la Edad Media

Historia de las calles de Pamplona con Juan Echenique, autor de "Secretos de Pamplona"
Pamplona - Publicado el
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Pese a dar nombre a una de las calles principales del barrio de Mendebaldea, en Pamplona, la figura de Benjamín de Tudela sigue siendo una gran desconocida para muchos. Nacido en la localidad navarra de Tudela alrededor de 1130, este rabino, escritor y viajero del siglo XII fue una de las personalidades más fascinantes de la Edad Media, cuyo legado ha permitido conocer con una precisión asombrosa cómo era el mundo en su tiempo.
Un viaje legendario por el mundo conocido
Si algo define a Benjamín de Tudela es su faceta de explorador. En una época en la que viajar era una empresa de valientes, este navarro recorrió durante más de una década gran parte del mundo conocido. Su periplo le llevó por Montpellier (Francia), Roma, Nápoles, Antioquía, Beirut, Jerusalén, Bagdad, Babel, la India, Egipto, Alejandría y los territorios de las actuales Croacia y Rusia antes de regresar a la península.
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Los viajes en el siglo XII, como explica el divulgador Juan Echenique, se hacían a pie, a caballo o en carros, enfrentando peligros constantes como bandidos, peajes y caminos en mal estado. Sin embargo, factores como la reparación de las vías romanas, la aparición de hospederías y el auge de las peregrinaciones favorecieron un aumento de los desplazamientos que Benjamín de Tudela supo aprovechar.
El libro que desveló los secretos de una era
Gracias a su minucioso trabajo, se le atribuye uno de los mayores hitos de la historia: fue él quien dejó perfectamente documentado dónde se encontraba la antigua Babilonia. Señaló su ubicación en la actual ciudad de Iya, en Irak, y muchos años después los historiadores concluyeron que estaba exactamente donde él había descrito. Su testimonio desvelaba así uno de los secretos mejor guardados de la Antigüedad.
Fue un rabino escritor y, sobre todo, un ilustre viajero allá por la Edad Media"
Toda su sabiduría y sus observaciones quedaron recogidas en su obra magna, el Libro de Viajes (o *Sefer Massot* en hebreo). En él, no solo documentaba rutas, sino que explicaba la situación de las comunidades judías, describía las actividades comerciales de cada lugar e incluso recogía las leyendas locales. Como resume Echenique, "fue un rabino escritor y, sobre todo, un ilustre viajero allá por la Edad Media".
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El libro no es solo una "joya literaria", sino que se ha convertido en una fuente documental clave para entender la situación política y cultural del mundo mediterráneo en el siglo XII. Su importancia fue tal que en 1575 su obra se tradujo al latín, lo que permitió que sus descripciones llegaran a un público mucho más amplio en toda Europa.
Un erudito políglota y pionero
Además de valiente, Benjamín de Tudela era un hombre de extraordinaria inteligencia, muy culto y con el título de rabino. Una prueba de su erudición es que, en pleno siglo XII, hablaba seis idiomas: castellano, hebreo, árabe, latín, griego y romance, herramientas indispensables para el monumental viaje que emprendió.
Inició un género literario novedoso, la literatura de viajes"
Tras su largo periplo, regresó a Castilla en 1173 y murió en 1175, poco tiempo después de llegar. Tenía una enorme cantidad de notas, pero no le dio tiempo a convertirlas en un libro. Fue un autor anónimo, de quien no se ha sabido nunca nada, el encargado de poner orden a sus apuntes y dar forma a la obra que ha llegado hasta nuestros días.
Gracias a este trabajo póstumo, a Benjamín de Tudela se le considera el precursor de un " género literario novedoso, la literatura de viajes", prácticamente desconocido hasta entonces y, más aún, en la tradición judía. Su legado no solo ha permitido reescribir la historia, sino que inauguró una nueva forma de contarla.
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