San Antón bendice así a los animales de La Rioja: "Las aguas benditas no llegan por metaverso"
Los sacerdotes riojanos bendicen en San Antón a animales domésticos y de granja. Perros y gatos son los protagonistas pero también hay otras especies que reciben esta bendición

San Antón bendice así a los animales de La Rioja: "Las aguas benditas no llegan por metaverso"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cada 17 de enero se recuerda a San Antón y se bendice a las mascotas porque se le considera protector de los animales. En Logroño, esta tradicional bendición se celebrará en la Plaza del Mercado, frente al pórtico de La Redonda, a las 7 de la tarde.
Una bendición que correrá a cargo de su párroco y presidente del Cabildo, don Víctor Manuel Jiménez, que nos ha recibido en el pórtico de la Gloria de Logroño. En COPE nos explica qué significa exactamente esta bendición.

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Los sacerdotes riojanos bendicen en San Antón a animales domésticos y de granja. Perros y gatos son los protagonistas pero también hay otras especies que reciben esta bendición en busca de su protección. Don Víctor Manuel recuerda además una anécdota que le llamó la atención en la bendición del año pasado: Una mujer quería que su gato recibiera la bendición a través de una videollamada pero "las aguas benditas no llegan por metaverso".
La tradición de bendecir al ganado y los animales de trabajo ha ido evolucionando y ahora se bendicen a las mascotas, perros y gatos fundamentalmente.
Vamos a descubrir un poco la figura de este Santo. San Antón o Antonio fue un ermitaño egipcio que vivió en el siglo III. Vivió 105 años. Antonio pertenecía a una familia cristiana que trabajaba el campo y que vivía con cierta holgura, donde fue educado en la fe. A los veinte años de edad murieron sus padres y decidió donar todo lo que poseía a los pobres. Fue entonces cuando eligió vivir como un ermitaño. Le visitaban por la fama de sanación que atesoraba.
La historia que recoge la tradición, y que es quizás la más conocida, tiene que ver con una jabalina y sus pequeños jabatos que se acercaron a San Antón en una actitud de súplica pues estaban ciegos. El santo curó a los animales y, desde entonces, la madre no se separó de él protegiéndole de cualquier alimaña que se le acercara.



