La UD Logroñés regresa a Logroño y no se celebrarán actos públicos
Logroño estará en el grupo de ciudades que cuentan con un club de la Liga de Fútbol Profesional, algo para lo que ha tenido que esperar más de veinte años

La UD Logroñés regresa a Logroño y no se celebrarán actos públicos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Logroño estará en el grupo de ciudades que cuentan con un club de la Liga de Fútbol Profesional, algo para lo que ha tenido que esperar más de veinte años.

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Poco o nada queda de aquel Club Deportivo Logroñés que se acostumbró a competir con los grandes durante una década, desde finales de los años ochenta del pasado siglo. Los niños de entonces, con más de cuarenta años ya, mantienen vivo el recuerdo de jugadores internacionales en Las Gaunas, como Ruggieri, Polster o Salenko, y de gestas protagonizadas por un equipo rocoso, en especial en las épocas de entrenadores míticos como David Vidal o Carlos Aimar.

Jugadores del CD Logroñés celebran el gol del ascenso a Segunda División el 27 de mayo de 1984.
Han sido esos niños de entonces, precisamente, los que han inculcado a sus hijos el sentimiento por el Logroñés, aunque dividido entre los dos "herederos" de aquel club que está desaparecido desde 2009, la Sociedad Deportiva Logroñés -que está cerca de ascender a Segunda B- y la Unión Deportiva Logroñés, que es la que ha dado el paso que pedía toda La Rioja.

Fue en 2009, con el Club Deportivo Logroñés en sus últimos estertores, cuando el empresario Félix Revuelta decidió asumir la tarea de devolver a Logroño al fútbol profesional.
El creador de la multinacional de dietética Natur House ya había ayudado a otros equipos riojanos, pero repetía que su sueño era el fútbol y entonces se hizo cargo del Varea, un modesto club de un barrio de Logroño que acababa de ascender a Segunda B (ahora mismo también puede conseguirlo) y lo transformó en la Unión Deportiva Logroñés.
Desde el primer momento dijo que su objetivo era que el equipo subiera a Primera División, pero también desde entonces ha demostrado que no quería hacerlo solo a golpe de talonario, a pesar de que probablemente hubiera podido hacerlo. En vez de eso apostó por proyectos más estables, a medio plazo, lo que le costó algunos disgustos, ya que en los primeros años estuvo cerca de luchar por el ascenso, también tuvo otros en los que vivió el "agobio" de estar cerca del descenso.
Jugó por primera vez una promoción de ascenso en 2015, repitió un año después y lo intentó por tercera vez, sin éxito, en el inicio del verano de 2019; Huracán Valencia -en una tarde muy dolorosa por la polémica actuación arbitral-, Sevilla B y Hércules fueron sus verdugos, como ayer intentó serlo, sin éxito, el Castellón.
Pero en todo ese camino recorrido, Revuelta ha demostrado que sus proyectos van paso a paso y él ha impuesto esa forma de hacer en el club riojano. No es que no quisiera el éxito desde el principio, sino que sabía que para construir un proyecto estable debía actuar de otra forma.
En especial, para volver a "enganchar" a Logroño al fútbol, sobre todo a los jóvenes. Porque de forma paralela a la historia de este club se ha movido la afición, primero muy tímida, luego resignada y por fin con la fe de que el paso a Segunda podía llegar. Lejos quedan las tardes en las que apenas un millar de personas iba a Las Gaunas a ver los partidos de Segunda B en esos primeros años; ahora el equipo riojano ha logrado estabilizar entradas en torno a los cuatro mil espectadores, tiene, incluso, más socios que esa cifra.
Pero sobre todo ha logrado generar un sentimiento de pertenencia en toda la ciudad y en la región. Un sentimiento que acompañó al equipo hace un año, cuando Las Gaunas se llenó en la fase de ascenso e, incluso, miles de seguidores acompañaron al equipo por las calles hasta el estadio.
Un sentimiento que llevó a miles de aficionados a ver el partido jugado en Málaga en bares, cafeterías y terrazas por toda la ciudad, hasta que llegó el éxtasis con la parada de Miño que dio el ascenso. Ahora llega un paso más para este proyecto, el de tratar de asentarse en un fútbol desconocido para el club y casi para la ciudad.
Porque la Segunda División actual poco se parece a la de hace veinte años, en repercusión, ingresos de los clubes y también en obligaciones, en especial la de profesionalizar más su estructura. Pero ahora es momento de celebrar y de recordar lo que ha costado y eso llegará a partir de las próximas semanas, coincidiendo con las decisiones "deportivas" que todo club debe asumir para confeccionar su plantilla y que probablemente estarán ligadas al entrenador Sergio Rodríguez.