El muro exterior de la vivienda familiar de la ministra de Educación, Isabel Celaá, en la localidad vizcaína de Guecho (Getxo) aparecía este pasado domingo con pintadas en las que se exigía su dimisión. Los servicios municipales procedían a retirar los restos de pintura y PSE, PP, Cs y Vox, condenaban a través de las redes sociales el "acoso" del que ha sido objeto la ministra.

Isabel Celaá, se desplazaba el pasado viernes a Bilbao tras la declaración del estado de alarma, porque, según explicaron fuentes de su equipo, sufrió una indisposición y acudió para una consulta con su médico de Atención Primaria habitual. Las autoridades pedían al término de la pasada semana no abandonar Madrid con motivo del puente del Pilar. La marcha de la ministra generó un gran revuelo en redes sociales, donde algunos usuarios publicaron fotos de la ministra arriba de un avión de Air Europa (UX 7153) de Madrid con destino Bilbao a las 14.45.

LA CASA TANGORA

La ‘Casa Tangora’, es un espectacular palacete, un edificio señorial de cinco plantas dividido en viviendas, ubicado en el barrio de Neguri. Donde aparecían las pintadas y donde la ministra portavoz Isabel Celaá es propietaria de una vivienda.

El edificio fue construido a principios del siglo XX en una zona privilegiada de la costa del País Vasco y rehabilitado en 2016 en viviendas de lujo. El inmueble es uno de los más icónicos de Neguri, una de las zonas más exclusivas del mercado inmobiliario de toda España. Considerado uno de los barrios más caros del país, algunas de sus viviendas pueden llegar a costar hasta cinco millones de euros.

ACOSO INMOBILIARIO

• Left6:No existe configuración de publicidad para el slot solicitado

La historia de ‘Casa Tangora’ es conocida por todos los vecinos de la zona porque también fue escenario de uno de los primeros casos de condena por acoso inmobiliario en España.

En 2008, un juzgado de lo penal de Bilbao condenó a uno de los propietarios, por alquilar una de las viviendas del edificio a un clan por un euro mensual con el único propósito de hacer imposible la vida a los vecinos y acabar haciéndose con todo el inmueble para venderlo. Tres de los miembros del clan también fueron condenados por amenazas, robos, allanamiento de morada y distintos daños.

La pesadilla de los vecinos de la 'Casa Tangora', un edificio señorial de cinco plantas dividido en tres viviendas, ubicado en el barrio de Neguri, en Guecho, comenzó en concreto, el día en que un empresario adquirió el piso situado en medio de los otros dos. Su intención era apropiarse también el del resto de pisos. Sin embargo, sus pretensiones chocaron con las del inquilino del dúplex de la primera planta, quien ejerció su derecho de compra sobre el inmueble.

TREINTA MIEMBROS DE UNA FAMILIA EN UN PISO

Ante la negativa a vender de su vecino de abajo, el empresario tomó la decisión de ceder su piso a una familia, formada por unos treinta miembros, que vivía hasta entonces en una furgoneta, con el fin de presionar al inquilino. La cesión se produjo el 30 de julio de 2003, y desde ese día, se presentaron más de medio centenar de denuncias por los destrozos causados por continuas inundaciones, amenazas y robos. Tras un año de protestas, por fin un juez les daba la razón.

Un juez de Guecho dictaba medidas cautelares contra los acusados por "mobbing inmobiliario" en la casa, El empresario, propietario de la vivienda, y tres de los treinta inquilinos de etnia gitana. En concreto, el magistrado ordenaba el desalojo de los tres imputados y su expulsión de Guecho, junto con la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de los vecinos de la casa.

INUNDACIONES, DESECHOS, PAÑALES USADOS, COLCHONES Y BASURA

Los vecinos, según consideró probado la sentencia, sufrieron durante más catorce meses "múltiples e incesantes actos de hostigamiento" con el objetivo de "minar" su "voluntad" y "provocar su hundimiento moral, creando un sentimiento de miedo, inseguridad e impotencia". Fueron diversos los daños soportados al arrojar a un jardín privado, desechos, pañales usados, colchones y latas de comida y basura entre otros. El tribunal reconocía, además, provocación de filtraciones de agua, todo ello con el fin de conseguir que los propietarios de las viviendas se las vendiese al propietario".

El caso tuvo una enorme repercusión mediática y jurídica. Era el primer episodio de "mobbing' inmobiliario" en el País Vasco y sentó jurisprudencia. El fallo fue ejemplar. El inmueble en 2016 fue completamente rehabilitado con acabados de lujo.