El reto Premier de Mateo Alemany

Muy pocas decisiones profesionales en la vida de Mateo Alemany han sido mal calculadas. Acaba de anunciar que deja el FC Barcelona a final de temporada y es un secreto a voces que el mallorquín va a aterrizar en la Premier League, en el Aston Villa de Unai Emery. Le ha dado muchas vueltas a esa propuesta que lleva tiempo sobre la mesa. Ya es curioso que vaya a trabajar en el Estadio en el que el Mallorca perdió su final de Recopa hace 24 años, Villa Park.

Decisión muy meditada porque por fin estaba en un grande tras muchos años en un club pequeño al que le debe todo, el RCD Mallorca, y tras el éxito del Valencia; tras toda una vida en el fútbol (y en su día habiendo renunciado al Real Madrid por cumplir con Antonio Asensio) había llegado al Barça de la mano de Joan Laporta, que le llamó para que le ayudara a poner orden y sacar petróleo en un desierto de caos financiero. Se va a marchar con una liga en tiempos de crisis y en plena transición, con un equipo competitivo de nuevo y en la peor crisis reputacional de la historia del Barcelona por el caso Enríquez Negreira, también antes de la posible vuelta de Messi.

A Alemany siempre le han llamado para situaciones de crisis, pocas veces ha gestionado bonanza, si acaso en los años de abundancia del Mallorca de la mano de Antonio Asensio.Lo demás era desierto, en la era Contestí, Dalmau, en la post grupo Zeta, cuando las circunstancias le llevaron a asumir los títulos de propiedad del Mallorca y ser cómo él mismo decía "el propietario más pobre del fútbol español". Volvió varias veces al Mallorca tras los años dorados del club con tercer puesto de liga, finales de Copa, Recopa, disputa de Liga de Campeones o conquista de la Copa del Rey, de alguno de esos regresos debió arrepentirse porque se metió en el lodazal cuando habría podido estar jugando a golf, su otra pasión.

Otra decisión fallida fue su candidatura a la Federación Española de Fútbol para derrocar a Ángel María Villar, que finalmente no salió adelante. Pero dicen que somos el resultado de aquello que hemos vivido, desde ese punto de vista todo fue aprendizaje para el mallorquín. Porque sin la experiencia de su candidatura fallida en la que dio el salto a la escena nacional, conoció los medios de comunicación con los que antes mantenía bastante distancia (casi alergia), sin la experiencia dura como propietario, los palos que se llevó en la isla, sin la experiencia de lidiar con un magnate ajeno al fútbol como Peter Lim, sin la experiencia en un gigante como el Barcelona dirigido por forofos, hoy no sería el mismo.

Mateo Alemany pasó de ser gestor económico a ser director de fútbol, y ese salto lo dio en el Valencia, cuando tuvo que ponerse a los mandos y elegir ruta junto a un entrenador con el que se entendió de maravilla como Marcelino. Anteriormente y en los años dorados trabajaba con un secretario técnico de total confianza como Pepe Bonet y con el grupo Zeta, que tuvo mucho peso deportivo en aquel Mallorca. En esos años aprendió mucho.

Alemany combina números y fútbol, y además tiene algo que le distingue de otros gestores, su capacidad de persuasión y tremendo pragmatismo. La capacidad para buscar soluciones, a pesar de su aparente poca empatía, porque es capaz de convencer a su interlocutor qe que lo mejor para él es lo que le propone. Siempre da una solución, siempre busca una salida por más enrevesado que sea el caso.

Mateo Alemany va a probar ahora otro fútbol, la Premier League, conocerá otra cultura futbolística pero después de lo vivido y de buscar soluciones económicas, no dejará de sorprenderle la abundancia para poder elegir bien, porque si algo hay en los clubes Premier es dinero para comprar. El problema es que los otros también lo tienen. No deja de ser curioso que allí quizá tenga que tratar con otro gestor reciente del Mallorca, muchos menos años en el club, como Maheta Molango, presidente del sindicato de futbolistas de la Premier.