A quien visita a día de hoy Meirama, en A Coruña, le resulta increíble creer que hace unos años había allí un enorme agujero resultado de extraer lignito durante décadas. Ahora se encuentra con un lago de 2 kilómetros de largo por 1 de largo con más de 800 especies de flora y fauna.
"Hay muchas truchas, nutrias o jabalíes", explica a Cope Roberto González Fhilippon, responsable de la rehabilitación, y no porque se hayan introducido de modo artificial sino porque "se han adaptado al nuevo espacio" con asombrosa normalidad.
La transformación comenzó en 2008, cuando terminó la extracción de carbón para la central térmica, pero el proceso estaba diseñado ya desde 1985, cuando se empezó a explotar la mina. Se va extrayendo mineral y se está pensando ya en como restaurar la zona.
Actualmente el espacio puede visitarse con un guía. En cuanto termine el acondicionamiento de la zona colindante pasará a ser de dominio público hidráulico.
El lago de Meirama se suma al de As Pontes, en el norte de A Coruña, que es fruto también de la rehabilitación de otra explotación minera y que a día de hoy cuenta incluso con una playa con zona de baño.