Espectacular restauración de la capilla de San Juan de Ribera
El arzobispo, Fray José Rodríguez Carballo, ha bendecido esta estancia de la Catedral de Badajoz tras los trabajos llevados a cabo por Ricardo Kantowitz.

Capilla de San Juan de Ribera en la Catedral pacense.
Badajoz - Publicado el
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La reciente restauración de la capilla de San Juan de Ribera en la Catedral de Badajoz no solo ha devuelto el esplendor a un espacio sagrado, sino que ha reivindicado el arte como puente entre el pasado y el presente. Bajo la dirección del restaurador Ricardo Pereira Kantowitz, el equipo de Opificio De Restauro emprendió un meticuloso proceso de ocho meses para rescatar esta joya del siglo XVIII, afectada por humedades y el desgaste del tiempo. Kantowitz, conocido por su enfoque respetuoso con los materiales originales, priorizó la consolidación estructural del retablo central —tallado en madera de castaño y dorado al agua—, devolviendo su brillo mediante técnicas tradicionales como la reintegración de oro fino y la estabilización de la policromía. Además, su equipo logró rescatar la profundidad iconográfica de las pinturas murales y los lienzos del cabecero, entre ellos la conmovedora escena de María con santa Isabel, cuyos colores habían sido opacados por oxidación y humedad.
Un hallazgo revelador durante la restauración fue el descubrimiento de reliquias en la hornacina del retablo, un testimonio tangible de la devoción acumulada en siglos. La intervención en la bóveda de cañón, cuyas grietas amenazaban su integridad, y la recuperación de obras como el cuadro de cristales y la Inmaculada, completan este renacimiento artístico, posible gracias al mecenazgo anónimo que financió el proyecto.
La capilla rinde homenaje a una figura clave en la historia religiosa de Extremadura: San Juan de Ribera (1532-1611). Nacido en Sevilla como hijo natural de un noble, este teólogo brillante fue nombrado obispo de Badajoz en 1562, con solo 30 años. Durante su mandato (1562-1568), se destacó por su lucha contra el protestantismo emergente y su firmeza en la defensa de la ortodoxia católica, un reflejo del espíritu de la Contrarreforma. Aunque su labor posterior como arzobispo de Valencia y su papel en la expulsión de los moriscos en 1609 lo hicieron célebre a nivel nacional, Badajoz conserva huellas de su paso: su celo reformista sentó las bases de una diócesis más estructurada y devota.
Ribera, canonizado en 1960, no solo fue un líder religioso, sino un erudito cuyo Manuale valentinum y sus más de 2.700 visitas pastorales evidencian su compromiso con la educación y la disciplina eclesiástica. La pintura que lo representa en la capilla —con atuendo episcopal y gesto de bendición— data de su beatificación en 1796 y simboliza su vínculo perdurable con la ciudad. Hoy, la restauración de este espacio no solo honra su memoria, sino que revitaliza un símbolo de cómo el arte sacro puede narrar, en pinceladas y dorados, la historia de quienes moldearon la espiritualidad de un territorio.
La capilla restaurada, donde el arzobispo se reviste antes de las liturgias, es ahora un testimonio vivo de cómo el patrimonio une épocas. Mientras San Juan de Ribera velaba hace cinco siglos por la fe en Extremadura, hoy su imagen, restaurada con esmero, sigue invitando a la reflexión. Como él escribió: «La verdadera devoción no está en las palabras, sino en las obras» —una máxima que esta intervención ha hecho tangible, preservando para Badajoz un fragmento de su alma histórica. Fray José Rodríguez Carballo, el arzobispo pacense ha bendecido la restauración de la capilla.



