“Hasta ahí arriba voy a subir yo”: once pacientes con enfermedades reumáticas coronan el Aneto tras 270 días de preparación
Una iniciativa pionera demuestra que el dolor crónico no es un obstáculo para superarse: “La montaña nos ha dado vida”

Valencia - Publicado el
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Subir una montaña de más de 3.400 metros puede parecer inalcanzable para muchos. Pero si además se convive con enfermedades reumáticas, rigidez, fatiga o dolor constante, el reto adquiere una dimensión heroica. Once pacientes y cinco médicos del Hospital Doctor Peset han hecho cumbre en el Aneto, el pico más alto de los Pirineos, dentro del proyecto ReumAneto, una iniciativa nacida del compromiso de la reumatóloga Àngels Martínez por visibilizar que “las personas con reuma también pueden tener una vida activa, incluso hacer cosas que muchos sin enfermedad ni se plantean”.
Entre los protagonistas está Marina, una de las pacientes que ha logrado esta gesta. “Todavía tengo el subidón. Ha sido muy duro, pero increíblemente gratificante”, confiesa emocionada. Durante diez meses, este grupo se preparó cada fin de semana subiendo montañas por la Comunitat Valenciana. “Nos cuidábamos, nos animábamos y no hablábamos de dolor. Solo de superación”.

Momento de la ascensión
La aventura no fue fácil. En el ascenso, el grupo partió a las cuatro de la madrugada para evitar una tormenta que finalmente les alcanzó a la bajada. “Tuvimos que correr durante cinco horas bajo el granizo, sin parar ni comer”, recuerda Marina. Aun así, ninguno pensó en abandonar: “Íbamos preparados física y mentalmente. Cada uno a su ritmo, pero todos juntos”.
El momento más tenso llegó en el temido Paso de Mahoma, una cresta estrecha y vertiginosa que precede a la cima. “Ahí piensas: ¿dónde me he metido? Pero con arneses, cuerdas y la ayuda de los guías, lo pasamos todos sin problema”, asegura con una sonrisa.

Todo el equipo junto a Araceli Segarra
Más allá de la hazaña física, ReumAneto ha sido una experiencia transformadora: “Nos ha cambiado la vida. Nos sentimos fuertes, capaces, y hemos hecho una familia”. Tanto es así que ya planean su próximo reto: ascender el Toubkal en Marruecos, un cuatro mil que requiere de una preparación similar. “Queremos que esto continúe. Y quien quiera unirse, que lo haga. En redes estamos abiertos a sumar más gente”.
El mensaje que quieren transmitir es claro: “Aunque vivas con dolor, no estás condenado al sofá. El deporte ayuda, fortalece y te da vida. Hay que intentarlo”. Y frente a quienes piensan que una enfermedad crónica te impide llevar una vida activa, Marina lo tiene claro: “Que lo prueben. Porque la satisfacción de ver que puedes es impagable”.

Reunión a la vuelta de la ascensión
Esta aventura no solo ha demostrado la capacidad de superación de quienes conviven con enfermedades reumáticas, sino que ha puesto en valor la fuerza del grupo, la importancia de un acompañamiento médico comprometido y el poder transformador del deporte. Porque a veces, conquistar una cima es mucho más que una victoria personal: es un grito colectivo de vida, de resistencia y de esperanza.