La Liga de Málaga se hace mayor de edad

El domingo 5 de mayo de 2002 es una fecha imborrable para el valencianismo. Después de 31 años sin conseguir una Liga y de haber vivido la crudeza de dos finales de Champions perdidas los años anteriores, el nombre del Valencia CF volvía a asociarse con el de un equipo campeón. Con todas las letras de la palabra. Con todo el merecimiento. Tras una temporada complicada, con un entrenador que se estrenaba en Mestalla como Rafa Benítez, con buenos jugadores, pero sin súper estrellas y con rivales apuntalados con hilos de oro, toda una ciudad, todo un sentimiento vivió pendiente de la radio y de la televisión lo que ocurría en La Rosaleda de Málaga.

Con el empate del Real Madrid frente al Mallorca del día anterior, se sabía que el Valencia CF dependía de sí mismo en la penúltima jornada de Liga para proclamarse campeón. Ganar en Málaga significaba traerse el campeonato a casa, más de tres décadas después.

El Valencia CF salió con un once muy reconocible a La Rosaleda en la que había miles de valencianistas que no podían perderse una oportunidad histórica como aquella. Cañizares bajo palos; con Fabio Aurelio, Pellegrino, Ayala y Curro Torres en defensa; Albelda y Baraja como clásico doble pivote; Vicente y Rufete en los costados, y Aimar y Angulo en la delantera. Más tarde entrarían al campo Mista, Carew y Djukic.

Y sin dar mucha opción a la cábala y a la incertidumbre, mediada la primera mitad un soberbio cabezazo de Fabián Ayala ponía el 0-1 y el sueño cada vez más cercano. Antes de alcanzar el descanso se producía uno de los goles más largos que se recuerdan. No por los muchos toques hasta llegar a la portería, si no por lo que Pérez Burrull tardó en darlo por válido. Una combinación entre Aimar y Fabio Aurelio acabó con el lanzamiento del brasileño colándose en las mallas de la portería de Contreras.

Así se le puso el colofón a una temporada inolvidable que sacó a toda València a sus calles y que no iba a ser si no el preludio de lo que estaba por venir. La quinta Liga en la historia del club, la primera para muchas generaciones y la penúltima hasta el momento.