Una madre de Valencia va a un parque con su hijo y lo que ocurre hace que no soporte tener que volver: "¿Qué hago aquí?"
La reflexión de Elena (@elenalosanz) en TikTok sobre lo que implica ser madre y acudir al parque con su hijo desata un debate viral con miles de madres que se sienten identificadas: “Prefiero limpiar la casa”

Elena en el vídeo
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"¿Soy la única madre que odia venir al parque con los niños?" Así empieza el vídeo viral de Elena, una madre valenciana que, desde un banco de un parque desierto a las siete de la tarde, lanza una reflexión tan sincera como incómoda para muchos: la maternidad no siempre es idílica, y hay cosas que no se disfrutan… como ir al parque.
"Es que no me gusta. Prefiero limpiar la casa, por decir un ejemplo", confiesa con claridad. Durante años pudo evitar la excursión diaria a los columpios diciéndole a su hijo que “el parque estaba cerrado”. Pero ahora, con ocho años, ya no cuela. “Claro, mami, eso ya no me lo creo”, le dice el niño, obligándola a enfrentarse a esa rutina que tanto detesta.
"¿Qué hago aquí sentada en un banco viendo cómo mi hijo juega a la pelota?", se pregunta en voz alta. La respuesta parece sencilla: porque su hijo necesita moverse, jugar y socializar. Pero, como muchas madres admiten en los comentarios, la lógica no siempre alivia el cansancio emocional.
La maternidad en el banco del parque
El relato de Elena, lejos de ser un caso aislado, ha abierto una puerta a una conversación colectiva que suele quedar sepultada bajo el peso de lo políticamente correcto. Más de 2.500 comentarios en su vídeo lo confirman. Estas son algunas de las razones que muchas madres comparten:
- No les gusta el parque, directamente.
- Les incomoda tener que hablar con otras madres que no les interesan.
- No disfrutan del ambiente, ni del calor ni de los conflictos entre niños.
- Les pesa el deber de estar presentes sin motivación personal.

Parque infantil en Málaga rodeado de palmeras y coloridos equipamientos.
Una usuaria lo resume así: “Odio el parque, odio la playa… que las hacemos, por supuesto. ¿Son necesarias para ellos? Sí. Pero estamos en libertad para decir que no nos gusta”.
También hay quien ha compartido vivencias similares, como esta madre: “Me he llevado 16 años yendo al parque. Ahora que mi hijo tiene 11 por fin me he librado”. O la que dice con sinceridad: “Lo que odio son las otras madres que están con el cigarrito mientras sus hijos se empujan”.
Incluso algunas aprovechan para proponer alternativas: “Si no hay nadie, llévalo a la piscina o al cine. Yo odiaba el parque, pero si mi hijo quedaba con amigos, entonces sí”.
"yo no puedo más"
Elena detalla que su hijo pasa 6 horas en la escuela de verano, pero no es suficiente. Aun así, después del trabajo, la cena y la organización familiar, ella llega al parque sin ganas, sin compañía y sin disfrutarlo. “A estas horas todavía no hay nadie. Los padres salen a las 8 de la tarde, pero yo a esa hora ya estoy con la cena porque mañana trabajo”.

Niños con sus padres en el Parque de la Colonia Castells, Barcelona.
Su reflexión ha despertado reacciones muy variadas:
- Desde quienes le animan: “Olé tu sinceridad, sin miedo a que te llamen mala madre”.
- Hasta las críticas más duras: “Sería bueno que dejaras de pensar en ti y pienses en él. El parque es para él, no para ti”.
- O directamente descalificaciones: “Si te pesa llevar a tu hijo al parque no sé qué infancia has tenido”.
En todo caso, el vídeo ha visibilizado una realidad silenciada: muchas madres no disfrutan de todo lo que implica la maternidad, y eso no les convierte en peores madres. Solo en personas sinceras, que también necesitan cuidados, comprensión y espacios para sí mismas.
Quienes no disfrutan del parque
La publicación ha servido también para recopilar ideas de otras madres que han encontrado fórmulas distintas para evitar la rutina del parque:
- Llevar a los niños a la biblioteca, al cine o a la piscina.
- Cambiar el parque por actividades en casa: puzzles, documentales o manualidades.
- Buscar horarios distintos o días alternativos para evitar la saturación.
- Fomentar otras formas de socialización como quedadas con amigos concretos.
- Hacer turnos con otros familiares, como los abuelos.
No todas las experiencias de maternidad son iguales. Y tampoco lo son los parques. Lo que parece claro es que hablar de ello sin filtros, como ha hecho Elena, ayuda a muchas otras madres que se sienten igual, pero no se atrevían a decirlo.