Cambiar el color de los ojos: una moda viral que puede tener consecuencias irreversibles

La aspiración de cambiar el color de los ojos se ha convertido en la última moda, una tendencia especialmente popular entre los jóvenes por la difusión que se hace de ella en redes sociales. Este fenómeno ha impulsado la aparición de procedimientos que prometen transformar la mirada, pero también ha abierto un intenso debate entre los profesionales que defienden estas técnicas y la mayoría de oftalmólogos, que alertan de graves e irreversibles riesgos para la salud ocular.

Una técnica para "descubrir" el color original

Uno de los procedimientos que más interés ha despertado es la despigmentación ocular con láser que aplica el doctor Pedro Grimaldos, quien se presenta como pionero en este campo con más de 14 años de experiencia. Grimaldos explica que su técnica no busca introducir un "color artificial", sino que consiste en "eliminar el acceso de melanina acumulada en el iris" para mostrar el color original familiar de la persona. Este método, asegura, permite "descubrir el color natural que todo el mundo tiene en su gen".

Martina, una de sus pacientes, ha relatado que decidió someterse al tratamiento por motivos "emocionales" y para dejar de utilizar lentillas de colores. Describe el procedimiento como seguro, afirmando que el único riesgo que le mencionaron fue la posibilidad de visión borrosa de forma temporal.

Una "barbaridad" con riesgo de ceguera

En la postura contraria se encuentra el doctor Carlos Vergés, director médico del Área Oftalmológica Avanzada y portavoz de la opinión mayoritaria de los oftalmólogos en Europa, que desaconsejan rotundamente estas prácticas. Vergés califica de "barbaridad" la técnica láser más extendida, que actúa "bombardeando el iris para que salte el pigmento que le da el color más oscuro".

Lo siento decir, pero es una barbaridad, yo no lo haría, desde luego"

Carlos Vergés

El especialista detalla que este pigmento liberado "queda flotando dentro del ojo" y termina por obstruir la malla trabecular, que es el sistema de drenaje que regula la presión intraocular. Este taponamiento provoca un aumento lento y silencioso de la presión, dando lugar a un glaucoma pigmentario, una enfermedad que daña el nervio óptico de forma progresiva.

El doctor Vergés subraya que el daño que se produce es irreversible. "El problema es que no se manifiesta de una forma objetiva que el paciente se da cuenta, se empieza a dar cuenta cuando ya ha perdido visión", advierte. En ese momento, lo máximo que pueden hacer los médicos es detener el proceso de deterioro, pero la visión perdida es irrecuperable.

La visión que has perdido ya no la recuperas"

Carlos Vergés

Vacío legal y la alternativa segura

Berges también denuncia la existencia de un vacío regulatorio. Aunque estos procedimientos están contraindicados y no se realizan en hospitales públicos, sí se ofrecen en algunas clínicas privadas. "Estamos reclamando que oficialmente se actúe prohibiendo ese tipo de tratamientos", afirma el doctor, quien señala que la Sociedad Española de Oftalmología ya trabaja para que se legisle al respecto.

Frente a los peligros del láser, la queratopigmentación (tatuaje de la córnea) o los implantes de iris artificial —una técnica ya descartada por sus graves complicaciones—, Berges recomienda la única alternativa segura: las lentes de contacto de colores. "Los materiales han mejorado muchísimo", concluye, y los profesionales pueden asesorar para un uso adecuado y sin riesgos.