Entra a una pastelería de Barcelona a punto de cerrar, pide y la forma que les ofrece de pago les deja con la boca abierta

Vacaciones, buen tiempo, sol y unos días para desconectar y dejar todo el estrés atrás. Estos son los ingredientes perfectos para disfrutar de un verano como se debe y, por supuesto, de un excelente mes de agosto, que acaba de comenzar. Este mes, el último del verano completo, es uno de los favoritos entre los españoles para tomarse su merecido descanso.

Ya sea en la playa, en la montaña o en el pueblo, muchos aprovechan para alejarse del trabajo y del estrés diario. Es el momento ideal para hacer una pausa, relajarse y recargar energías antes de volver a la rutina.

Cada uno organiza sus vacaciones según sus posibilidades y preferencias. Algunos repiten su destino habitual junto al mar, otros se refugian en su pueblo durante semanas (y meses), y los más aventureros aprovechan para descubrir nuevos lugares y hacer turismo sin parar.

Y sí, irte de vacaciones supone, en muchas ocasiones, tener la cartera abierta durante más tiempo. Gastamos más y eso nuestro bolsillo lo nota. Que si vamos a pasar el día fuera a algún lado, que si tomamos un aperitivo en un chiringuito, o si invitamos a nuestros amigos a una bebida. Todo lo que implique verano, implica también gasto.

Y, precisamente por eso, buscamos ahorrar en lo que podamos, dejando atrás caprichos.

La forma de pago que ofrece en Barcelona

Para qué mentir, cada vez que salimos de casa, gastamos. Y no por nada, ni tenemos grandes gastos, pero cualquier cosa que hagas fuera de casa, supone un pequeño gasto.

Tanto es así, que todo lo que podamos abaratar, lo vamos a hacer. Eso es lo que le pasó a esta joven de Barcelona, que entró a una pastelería de la ciudad condal cuando esta estaba a punto de cerrar.

Lo que pasó a continuación dejo a los hosteleros sin ningún tipo de palabra, y todo porque ofrecía una forma de pago de lo más extraña.

Ellos mismos lo contaban a través de sus redes sociales, sin entender todavía qué era lo que acababa de ocurrir. “Nos dijo que nos conocía por redes sociales, que nos seguía desde hace mucho tiempo y que quería probar cuatro sabores” empezaba contando.

Hasta ahí hubiera sido todo normal, si no fuera por lo que acababa pasando a continuación. “Se las preparamos, se las ponemos en la cajita de take away, se lo damos, le acercamos el TPV y vemos que saca el móvil” decía.

“Pero no para pagar, sino para enseñarnos su perfil en Instagram. Nos encanta colaborar con creadores de contenido, lo hacemos muy a menudo, pero esto fue sin aviso. Su respuesta fue que pensaba que la habíamos reconocido y que por eso la tratábamos tan bien, pero es que tratamos bien a todo el mundo” explicaba.

Claro, esta joven había pensado que, a base de seguidores, podía conseguir lo que quisiera sin gastar un duro. Desafortunadamente para ella, no sucedió así.

El aviso en Torrevieja que escandaliza a los vecinos

Que Torrevieja es un destino preferido por los españoles es una obviedad, y que, además, se llena durante los meses de verano, es otra. No hay quien no quiera pasar por las playas alicantinas para desconectar, desestresarse, y pasar unas buenas vacaciones.

Por eso, quien tiene un apartamento ahí, tiene un tesoro. Tanto es así que muchas veces los vecinos, los que viven ahí todo el año, huyen en la época de verano para dar paso a los veraneantes.

Y aquí es donde entra esta historia. Resulta que en una comunidad de vecinos han colgado, en el rellano concretamente y en las zonas comunes, un cartel informativo.

El aviso, sin embargo, era totalmente inusual para todos los vecinos, sobre todo porque hace una advertencia, con horario incluido, que nadie esperaba. Lo ha recogido la cuenta de X @LiosDeVecinos.

“Se recuerda a todos los propietarios que entre las 16 y las 18 horas debe guardarse silencio por considerarse tiempo de descanso y sueño” alegaban. No solo eso, sino que ponían el cartel en inglés para quien no se enterase.

Muchos usuarios en redes sociales criticaban esta decisión por parte de la comunidad de vecinos, que decían que, si alguien quiere echar la siesta, deberá cerrar su puerta y procurar su propio descanso, sin molestar a los demás.