El día que España humilló en Tenerife a Nelson, el mejor almirante inglés de todos los tiempos: un triunfo que ocultó la leyenda negra

Tenerife, parte de las Islas Canarias, era un punto clave para el comercio transatlántico, especialmente por su puerto en Santa Cruz, que servía de escala para las rutas hacia América.

Este enfrentamiento, que marcó un revés significativo para la armada británica

Este enfrentamiento, que marcó un revés significativo para la armada británica

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

5 min lectura

En el verano de 1797, la isla de Tenerife, un enclave estratégico en el Atlántico, se convirtió en escenario de uno de los episodios menos conocidos en la carrera del célebre almirante británico Horatio Nelson: su derrota en la batalla de Santa Cruz de Tenerife. 

Este enfrentamiento, que marcó un revés significativo para la armada británica, no solo dejó a Nelson con una herida que le costó un brazo, sino que también destacó por la caballerosidad de los vencedores españoles, quienes permitieron a los ingleses retirarse con provisiones. Sin embargo, esta batalla ha quedado relegada a un rincón oscuro de la historia, opacada por las victorias posteriores de Nelson. ¿Qué ocurrió en aquella noche de julio? ¿Por qué este episodio ha sido silenciado? 

Europa estaba sumida en las guerras napoleónicas, un torbellino de conflictos donde Gran Bretaña y España

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 Los antecedentes: un contexto de guerra y ambición  

A finales del siglo XVIII, Europa estaba sumida en las guerras napoleónicas, un torbellino de conflictos donde Gran Bretaña y España, aliada de Francia, competían por el control de los mares y los territorios coloniales. 

Tenerife, parte de las Islas Canarias, era un punto clave para el comercio transatlántico, especialmente por su puerto en Santa Cruz, que servía de escala para las rutas hacia América. Los británicos, conscientes de su importancia, veían en la isla una oportunidad para debilitar el dominio español y consolidar su supremacía naval.

Horatio Nelson, entonces un joven y ambicioso contraalmirante de 38 años, fue enviado por la Royal Navy con una flota de nueve navíos y unos 4.000 hombres para tomar Santa Cruz de Tenerife

Su objetivo era claro: capturar la ciudad, saquear sus riquezas y, de paso, apoderarse de un cargamento de plata que se rumoreaba estaba en la isla. Sin embargo, los británicos subestimaron la preparación de los defensores, liderados por el general Antonio Gutiérrez, un militar astuto que había fortificado la ciudad con unos 1.700 hombres, entre soldados regulares, milicianos y artilleros.

Su objetivo era claro: capturar la ciudad, saquear sus riquezas y, de paso, apoderarse de un cargamento de plata que se rumoreaba estaba en la isla.

Su objetivo era claro: capturar la ciudad, saquear sus riquezas y, de paso, apoderarse de un cargamento de plata que se rumoreaba estaba en la isla.

 La batalla: un desembarco frustrado  

El 22 de julio de 1797, Nelson lanzó su ofensiva. Su plan consistía en un ataque nocturno coordinado, con desembarcos simultáneos en varios puntos de la costa para sorprender a los defensores. Sin embargo, las condiciones no jugaron a su favor. El mar estaba agitado, y los fuertes vientos dificultaron la maniobra de las lanchas británicas. Además, los españoles, alertados por movimientos previos de la flota inglesa, estaban preparados. Las defensas de Santa Cruz, con cañones estratégicamente posicionados en fuertes como el de San Cristóbal, estaban listas para repeler cualquier incursión.

Los británicos subestimaron la preparación de los defensores, liderados por el general Antonio Gutiérrez

En la noche del 24 al 25 de julio, Nelson lideró personalmente uno de los desembarcos en el muelle de Santa Cruz. Aquí ocurrió el momento crítico: mientras intentaba escalar las defensas, una bala de cañón o un disparo de mosquete (las fuentes varían) impactó su brazo derecho, destrozándolo. La herida fue tan grave que los cirujanos de la flota, en un procedimiento típico de la época, amputaron el brazo a bordo del HMS Theseus

Una bala de cañón o un disparo de mosquete (las fuentes varían) impactó en el brazo derecho de Nelson, destrozándolo.

Una bala de cañón o un disparo de mosquete (las fuentes varían) impactó en el brazo derecho de Nelson, destrozándolo.

A pesar del dolor y la pérdida, Nelson mantuvo el mando, pero el ataque estaba condenado al fracaso. Los británicos, desorganizados y bajo un intenso fuego español, no lograron avanzar. Los defensores, combinando artillería y milicias locales, frustraron cada intento de desembarco, causando cientos de bajas entre los ingleses.

Los vencedores españoles, quienes permitieron a los ingleses retirarse con provisiones

 La rendición y la caballerosidad española  

Para la mañana del 25 de julio, la situación era insostenible para los británicos. Con más de 200 muertos y 100 prisioneros, Nelson, debilitado por su herida, reconoció la derrota y solicitó una tregua. Lo que siguió fue un gesto que sorprendió a los ingleses: el general Gutiérrez, en un acto de humanidad poco común en la guerra, permitió a los británicos retirarse sin hostigamiento. No solo eso, los españoles proporcionaron provisiones, agua y alimentos para la travesía de regreso, además de asistencia médica para los heridos. Los ingleses, humillados, pero agradecidos, abandonaron Tenerife con la promesa de no volver a atacar la isla.

La pérdida del brazo derecho marcó un punto de inflexión en la vida de Nelson.

La pérdida del brazo derecho marcó un punto de inflexión en la vida de Nelson.

 El brazo perdido y el silencio histórico  

La pérdida del brazo derecho marcó un punto de inflexión en la vida de Nelson. A pesar de la derrota, su determinación no flaqueó, y años después se convertiría en el héroe de Trafalgar (1805), donde encontró la muerte. Sin embargo, la batalla de Tenerife rara vez aparece en los relatos de su vida, que suelen centrarse en sus victorias. ¿Por qué esta derrota quedó en la sombra?

Una posible explicación es la narrativa histórica británica, que prefirió ensalzar las hazañas de Nelson en batallas como Trafalgar o Aboukir, donde consolidó su leyenda. Una derrota frente a una fuerza española, considerada inferior en el imaginario británico, no encajaba en el mito del héroe invencible. Además, la caballerosidad de los españoles, al permitir la retirada con provisiones, pudo haber sido vista como un episodio incómodo, ya que destacaba la humanidad del enemigo en un momento de debilidad británica.

Horatio Nelson

Por Lemuel Francis Abbott - National Maritime Museum

Horatio Nelson

Por el lado español, la victoria no fue suficientemente celebrada debido a las convulsiones políticas internas y la alianza con Francia, que desviaron la atención hacia otros frentes. Con el tiempo, la batalla de Santa Cruz quedó relegada a un episodio local, conocido principalmente en Canarias, donde aún se conmemora como un símbolo de resistencia.

 Un legado olvidado  

La batalla de Santa Cruz de Tenerife de 1797 es un recordatorio de que incluso los grandes héroes enfrentan derrotas. Nelson, con su brazo perdido y su orgullo herido, salió de la isla con una lección de humildad que, paradójicamente, lo preparó para sus futuros triunfos. La generosidad de los españoles, por su parte, refleja un código de honor que trasciende la rivalidad bélica. Que esta historia haya sido opacada no disminuye su relevancia; al contrario, invita a reflexionar sobre cómo se construyen las narrativas históricas y qué episodios se eligen para recordar o para olvidar.

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