El cometa 3I/ATLAS: el visitante interestelar que desató una tormenta de bulos sobre naves extraterrestres

Desde su descubrimiento en julio, el cometa 3I/ATLAS ha disparado todo tipo de teorías en redes: que si es una nave, que si emite señales, que si la NASA oculta información. Pero lo cierto es que este objeto, tan exótico como fascinante, tiene explicación científica. No hay extraterrestres a la vista, solo un pedazo de otro sistema solar cruzando el nuestro.

Trayectoria del cometa 3I/Atlas

ESA

Trayectoria del cometa 3I/Atlas

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

4 min lectura

El 1 de julio de 2025, los telescopios del sistema ATLAS, en Hawái y Chile, detectaron algo fuera de lo común: un cometa que no orbitaba alrededor del Sol como los demás. Su trayectoria hiperbólica, es decir, abierta y sin retorno, reveló de inmediato que no pertenecía a nuestro Sistema Solar. Había llegado desde el espacio interestelar, al igual que lo hicieron en su día ‘Oumuamua en 2017 y Borisov en 2019

La noticia corrió como la pólvora porque no todos los días se descubre un viajero venido de otra estrella. Su nombre técnico, 3I/ATLAS, indica precisamente eso: tercer objeto interestelar (3I) detectado por el sistema de alerta ATLAS. Y aunque suene a siglas de una misión espacial, no hay que dejarse engañar: se trata de un cometa de verdad, con su núcleo helado, su coma de gas y polvo, y una cola preciosa que ya empieza a formarse a medida que se acerca al Sol

Imagen del cometa tomada por el Instituto de Astrofísica de Canarias

IAC

Imagen del cometa tomada por el Instituto de Astrofísica de Canarias

 Cuando la ciencia se mezcla con el sensacionalismo  

En cuanto se confirmó que venía de otro sistema, las redes se llenaron de teorías. Algunos aseguraban que 3I/ATLAS era una nave camuflada. Otros juraban que cambiaba de dirección, o que emitía señales. Incluso circuló un bulo según el cual la NASA había activado un supuesto “protocolo de defensa planetaria” por miedo a un contacto extraterrestre.

¿Por qué ocurre esto cada vez que algo raro aparece en el cielo? Hay varias razones. La primera, porque nos encanta imaginar que no estamos solos y cualquier cosa desconocida alimenta esa fantasía. La segunda, porque conceptos como “interestelar” o “trayectoria hiperbólica” suenan tan misteriosos que se prestan al juego. Y la tercera, porque algunos personajes mediáticos, como el controvertido astrónomo Avi Loeb, suelen dejar caer hipótesis que suenan a ciencia ficción… aunque lo hagan solo como ejercicio intelectual.

A partir de ahí, los titulares se multiplican y las redes hacen el resto. En cuestión de días, el cometa se convirtió en trending topic con hashtags como #NaveAlien3I o #CometaExtraterrestre

Red del sistema Atlas

Red del sistema Atlas

 Lo que dice realmente la ciencia  

La comunidad científica, sin embargo, ha sido clara y unánime: no hay ningún indicio de que 3I/ATLAS sea artificial. Las observaciones realizadas con telescopios como el Hubble o el Very Large Telescope muestran un comportamiento totalmente natural. El cometa tiene una coma —esa nube difusa que se forma al calentarse el hielo por el Sol— y una cola orientada en la dirección esperada. Su movimiento también encaja con las leyes de la gravedad y la dinámica orbital, sin señales de maniobras ni propulsión.

Además, su composición química coincide con la de otros cometas, aunque con alguna diferencia curiosa: parece contener más dióxido de carbono que agua. Eso podría deberse a que se formó en una región más fría de su sistema original o a que ha pasado millones de años viajando por el espacio profundo, sin que eso signifique nada “artificial”.

Los astrónomos destacan que lo más valioso de 3I/ATLAS no es que sea misterioso, sino lo mucho que puede enseñarnos. Estudiarlo ayudará a comprender cómo se forman los sistemas planetarios en otras estrellas y qué materiales los componen. Es, en realidad, una cápsula del tiempo que trae información de muy lejos. 

Imagen de seguimiento del cometa de la Agencia espacial Europea

ESA

Imagen de seguimiento del cometa de la Agencia espacial Europea

 Desmontando el mito de la “nave alienígena”  

El argumento favorito de los conspiranoicos es que “nadie puede explicar su velocidad o su trayectoria”. Pero sí se puede. Los objetos interestelares viajan muy rápido porque no están ligados al Sol, y su movimiento se explica perfectamente con la física conocida. Que algo sea raro no significa que sea imposible, ni mucho menos que sea extraterrestre.

También se ha dicho que su brillo varía de manera sospechosa. La realidad es que eso ocurre con todos los cometas: su luz cambia según cuánto gas y polvo expulsen y cómo incida la luz solar sobre ellos. Y lo de las “señales” es sencillamente falso: no se ha detectado ninguna emisión de radio o láser ni nada que se parezca a una comunicación intencional

 Lo extraordinario es la realidad  

El cometa 3I/ATLAS no necesita ser una nave para ser extraordinario. Ya lo es por naturaleza. Es un trozo de hielo y roca nacido en otro rincón de la galaxia, que ha cruzado miles de millones de kilómetros y ahora nos regala una oportunidad única de observarlo. No hay ningún misterio oscuro detrás, solo ciencia en acción y el asombro de ver pasar por nuestro vecindario a un visitante cósmico de otro sol.

Así que sí, puede que no traiga alienígenas a bordo, pero trae algo igual de valioso: respuestas sobre cómo funciona el universo y recordatorios de lo poco que aún sabemos de él. Y eso, en los tiempos que corren, ya es bastante milagroso.

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