El partido de la vida para el Espanyol

Plantilla, entrenador, dirección deportiva y club, a examen en el día más importante de la historia reciente

Los jugadores del Espanyol celebran el gol de Kumbulla contra el Getafe

EFE

Los jugadores del Espanyol celebran el gol de Kumbulla contra el Getafe.

Quique Iglesias

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Es el partido de sus vidas. Para todos los involucrados. Menos para los jugadores y entrenador de la UD Las Palmas. Así que la conclusión, que sirve de introducción para este artículo, es muy clara: el único culpable de lo que pase mañana en Cornellà-El Prat es el Espanyol en su conjunto. Para lo bueno y para lo malo. Si gana porque gana, que así será, y si no lo hace porque será imperdonable haber tirado por la borde una permanencia que hace un mes era algo que se daba por hecho. Del Leganés-Valladolid ya ni se habla porque nadie le da una opción a los pucelanos. ¿Y entonces, por qué a los canarios sí?

Es el partido de la vida de los futbolistas, que quedarían señaladísimos de por vida en caso de acabar la Liga con un mes 'horribilis' y llevando al Espanyol a Segunda, tercera vez en seis años. No hay explicación que pudieran dar para justificar la desconexión de resultados y acierto que, pongámonos puntillosos, llegó desde el gol de Antony en los postreros minutos de aquella tarde aciaga. Después llegó Leganés, la baja de Omar que condicionó una alineación fallida y un cambio en la suerte que ha llevado a esta plantilla a tener un sábado crucial sin solución de continuidad. El hecho de que más de la mitad de la plantilla se vaya a marchar pase lo que pase convierte lo de mañana en algo más que una reválida, es un examen a la profesionalidad.

Es el partido de la vida del entrenador. Manolo González no va a ser señalado como gran culpable en caso de descenso. Y el que lo señale directamente carece de vergüenza. Manolo ha sabido mantener con vida y esperanza una de las plantillas con peor talento que se recuerda en el Espanyol. Su dosis de culpa tiene, claro, y ya pagaría con el finiquito de su contrato, no duden.

Es el partido de la vida para el director deportivo. Acaudala el poder que le han dado desde el club en todas las facetas por lo que debe responder ante todo ello. Fran Garagarza se juega mañana su credibilidad ante la opinión pública, que aún le tiene como un excelente fichador y gestor de milagros por un arrebatador sentido que tiene (hay gente que le ayuda, profesional, muy profesional) de vender bien su producto, esté podrido o pudriéndose. Lo sabe hacer tan bien que es para sacarse el sombrero. Para él también hay algo más que un trabajo en juego. El triunfo sobre Las Palmas va a darle la oportunidad de bajar el balón al suelo y darse cuenta que el solar que está dejando a su alrededor no le va a llevar a nada bueno. El partido de Fran también es el de Mao Ye. El consejero ha 'delegado' tanto en Garagarza que tiene tanta culpa como él de lo que está pasando. Es la culpa por omisión. Dar dos pasos al costa debería ayudarle a reflexionar.

Es el partido de la vida para la propiedad. Ganar mañana es una patadón 'palante' que si bien no es lo ideal es lo necesario visto lo visto. La ampliación de capital está lista para junio, Chen manda a su hijo a vigilar y la recaudación veraniega con los 'Joanes' y los 'Omares' será mejor en Primera que en Segunda. La victoria mañana aliviará también, y es lo principal, a una plantilla de trabajadores que no puede estar en el alambre permanentemente. No se puede vivir así y, aunque solo fuera por ellos, lo de mañana debe y va a salir bien. Se trata de meter un gol más que el rival. Ha pasado en otras ocasiones y siempre ha salido cara ante los propios aficionados. No está Tamudo, no, tampoco habrá que espera a Coro, tampoco. Los que siguen ahí son los pericos, que estuvieron y estarán. En ellos está la llave del éxito. Ya verán mañana.

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