La concejala de Movilidad de Barcelona, ​​Rosa Alarcón, ha abierto la puerta a cambiar los polémicos bloques de hormigón instalados en algunas calles de la ciudad para pacificar los mismos. Si "realmente hay motivos" para pensar que los bloques suponen un problema para la seguridad vial, dijo, "se cambiarán". Según precisó Alarcón, el Ayuntamiento está haciendo un seguimiento con la Guardia Urbana y está evaluando elementos que puedan ir contra la seguridad vial. "Si hay que cambiarlos, se cambiarán", dijo en relación a los bloques o los cojines berlineses. La concejala ha apuntado que el problema no es el cojín en sí sino la velocidad con que se toma, "muy por encima de la permitida". Por eso ha insistido en que es importante "reducir la velocidad". En cualquier caso, la Guardia Urbana de Barcelona ha dejado claro que no ha detectado ningún herido grave o mortal en las zonas donde se han instalado los elementos.

A su vez, el presidente del RACC, Josep Mateu, se ha limitado a decir que no han compartido "suficientemente" con el consistorio qué tipo de elemento debía instalarse para separar la calzada por donde circulan coches de la parte pintada pensada para los peatones. En este sentido, ha valorado positivamente la instalación de separadores físicos pero reconoció que pueden ser "peligrosos" para coches o motos. "Son unos elementos muy grandes, de cemento, y hay recorrido para hablar de ello y modificar según qué calles", concluyó.

Sobre los cojines, indicó que idealmente deberían estar en las calles en las que la velocidad sea de 10 o 20 km / h como máximo.