La central hidroeléctrica de un pueblo de Zamora que fue clave para reactivar el suministro eléctrico

La capacidad de reacción de la central de Ricobayo en Zamora fue esencial no solo para esta provincia, sino también para acelerar la recuperación eléctrica en comunidades como Galicia, Asturias, el resto de Castilla y León e incluso parte de Madrid

Presa de Ricobayo en Zamora
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Ángel García

Jesús Sagredo, sobre la importancia de la presa de Ricobayo tras el apagón

Ángel García Pérez

Zamora - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El inesperado apagón eléctrico que afectó a gran parte de España hace justo una semana puso a prueba la solidez del sistema energético nacional. En ese contexto crítico, dos infraestructuras situadas en Castilla y León se convirtieron en piezas fundamentales para la recuperación: las centrales hidroeléctricas de Aldeadávila, en el río Duero, y Ricobayo, en el Esla.

 El arranque en negro: clave en situaciones de emergencia  

Ambas centrales destacan por una característica esencial en situaciones extremas: su capacidad de arranque en negro. A diferencia del 99 % de las instalaciones generadoras del país —como las centrales térmicas, nucleares, eólicas o solares— que necesitan electricidad externa para ponerse en funcionamiento, estas hidroeléctricas pueden arrancar de forma autónoma, sin depender de ninguna fuente externa.

Jesús Sagredo, profesor de la Universidad de Burgos y experto en sistemas eléctricos, explica en COPE que este tipo de arranque fue el primer paso en la estrategia diseñada por Red Eléctrica Española (REE) para afrontar un apagón total. “Me gusta poner un ejemplo. Si un coche se queda sin batería necesita de un apoyo externo para funcionar, pero en cambio una vespino puede ser arrancada dando pedales”, expone Sagredo.

La recuperación del suministro comenzó así: se localizaron las centrales capaces de generar electricidad sin apoyo externo. Gracias al impulso del agua almacenada en sus embalses, Aldeadávila (con una capacidad de 1.242 MW) y Ricobayo (328 MW) comenzaron a generar la primera energía necesaria para reactivar otras plantas eléctricas. Se creó así una red de “islas energéticas” que fueron conectándose progresivamente para restablecer el servicio en todo el país.

Velocidad, flexibilidad y un recurso renovable crucial  

La rapidez y flexibilidad de estas centrales hidráulicas fue decisiva. “Una central hidráulica se puede poner a tope en 10 segundos”, explica Sagredo. Esto contrasta con otras tecnologías, como las térmicas o nucleares, que requieren tiempos prolongados de calentamiento y suministro externo para arrancar. Gracias a la rápida actuación de las centrales en el Duero y el Esla, zonas como Salamanca y Zamora fueron las primeras en recuperar la electricidad. Además, las abundantes lluvias de los últimos meses habían mantenido los embalses a niveles óptimos, lo que facilitó su operatividad inmediata.

Mientras las conexiones internacionales con Francia y Marruecos ayudaban a estabilizar la red, el papel de estas hidroeléctricas nacionales fue decisivo. Una vez más, el agua demostró ser un recurso energético esencial, no solo sostenible, sino también crucial en momentos de crisis.

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