Un británico convierte una carretera zamorana en una pista de carreras con su McLaren
Un conductor británico al volante de un potente McLaren fue cazado a una velocidad brutal en plena travesía de Zamora. Ahora se enfrenta a graves consecuencias legales

Imagen de archivo de la Guardia Civil de Tráfico de Zamora
Zamora - Publicado el
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En un acto de absoluta temeridad al volante, un conductor fue investigado por la Guardia Civil tras ser detectado circulando a 180 km/h en un tramo limitado a 50 km/h, superando en 130 km/h la velocidad máxima permitida. El suceso tuvo lugar el pasado 16 de septiembre de 2025, durante un control de velocidad rutinario en el kilómetro 204,900 de la carretera N-630, a su paso por la localidad zamorana de San Cristóbal de Entreviñas.
El vehículo implicado, un McLaren con matrícula británica, fue registrado a una velocidad propia de circuito en una zona donde la normativa establece un límite por tratarse de una travesía urbana. Este tipo de infracciones, cuando se exceden los límites en más de 80 km/h en vías interurbanas, constituyen un delito contra la seguridad vial, motivo por el cual el conductor ha sido puesto a disposición judicial.
La Guardia Civil de Tráfico del Subsector de Zamora no ha tardado en actuar, entregando al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Benavente tanto al implicado como las diligencias correspondientes.
Todos los conductores en riesgo
Más allá del escándalo que genera la cifra de velocidad, las autoridades han recordado que este tipo de conductas extremas no solo comprometen la seguridad del propio conductor, sino también la de otros ocupantes del vehículo y la del resto de usuarios de la vía. A esas velocidades, una maniobra brusca o una simple reducción de velocidad pueden convertirse en una tragedia irreversible.
Según el Código Penal, este delito podría acarrear penas de prisión de tres a seis meses, multas económicas significativas, trabajos en beneficio de la comunidad, y en todos los casos, la retirada del carnet de conducir por hasta cuatro años.
La Dirección General de Tráfico insiste en su firme compromiso con la reducción de la siniestralidad, y recuerda que la velocidad mata. Este incidente es un ejemplo más de cómo la imprudencia puede convertirse en una bomba de relojería sobre el asfalto.