"Queremos que vuelvan a creer en sí mismas", así es el acompañamiento de las Oblatas de Valladolid a mujeres víctimas de explotación sexual
En lo que va de año han pasado por el centro 497 mujeres que actualmente ejercen la prostitución o que la han ejercido en algún momento

Nos acercamos en el Centro Albor para conocer de cerca como ayudan a las mujeres víctimas de prostitución, trata y explotación sexual
Valladolid - Publicado el
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El Centro Albor de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor lleva casi tres décadas trabajando en Valladolid para ofrecer apoyo y acompañamiento a mujeres en situación de prostitución o en riesgo de trata y explotación sexual. Desde un enfoque humano, basado en la cercanía y la confianza, las Oblatas proporcionan un espacio seguro donde las mujeres pueden retomar su proyecto de vida.
Belén García, coordinadora y psicóloga del centro, explica que “cada vez aparecen más casos de trata, y eso es positivo porque significa que las fuerzas de seguridad están actuando y la sociedad empieza a ser consciente de que este problema ocurre también aquí, en Valladolid, no solo en otros países”.

La coordinadora recuerda que la captación de las mujeres no siempre viene de grandes redes internacionales, sino que muchas veces se produce a través de personas cercanas que las engañan con la promesa de una vida mejor. “Les venden el sueño europeo, pero al llegar se encuentran con una realidad de explotación y control”.
Por su parte, Noemí Lara, trabajadora social del Centro Albor, describe el día a día de un trabajo tan complejo como esperanzador. “Atendemos sobre todo a mujeres migrantes, la mayoría procedentes de América Latina. Aunque comparten el idioma, su situación administrativa irregular les pone muchísimas barreras por que no pueden acceder a un empleo formal, a una vivienda digna o incluso a una atención sanitaria adecuada”, explica.
Lo primero que hacemos es escuchar, sin juzgar, y ofrecer un espacio seguro en el que confiar"
Trabajadora Social del Centro Albor
Muchas de las mujeres que acuden al centro lo hacen tras años de sufrimiento y cansancio acumulado. “Suelen llegar agotadas emocionalmente, con el deseo de cambiar su vida pero sin saber cómo hacerlo. Lo primero que hacemos es escuchar, sin juzgar, y ofrecer un espacio seguro en el que puedan confiar”, detalla Lara.

Sala del Centro Albor en Valladolid
El acompañamiento es integral y se adapta a las necesidades de cada mujer. El centro cuenta con psicólogas, mediadoras culturales, trabajadoras sociales, abogadas y una matrona colaboradora. “Trabajamos la recuperación emocional, porque sin estabilidad psicológica es imposible avanzar. Después abordamos la formación, la orientación laboral, el acceso a recursos sociales o la homologación de estudios. También se les orienta en salud sexual y reproductiva, y se facilita material preventivo”, explica.
El aspecto jurídico también es fundamental, ya que muchas desconocen sus derechos. “Les explicamos qué opciones tienen si deciden denunciar una situación de trata o explotación sexual, cuáles son los pasos, qué implica, y sobre todo, las protegemos. Pero también respetamos su decisión si no están preparadas para hacerlo”, señala Lara.
Lo más importante es que vuelva a creer en sí misma"
Trabajadora Social del Centro Albor
El proceso de recuperación no es rápido ni lineal. “No basta con ofrecer alternativas, hay que acompañarlas paso a paso. Muchas tienen familia que mantener y eso las ata a la situación que viven. Pero cuando llega el momento en que una mujer dice hasta aquí, quiero cambiar’, ahí volcamos todos nuestros recursos. La ayudamos a formarse, a buscar empleo, a recuperar su autoestima. Lo más importante es que vuelva a creer en sí misma y en su capacidad de construir una vida diferente”.
Belén García coincide: “Cada historia es única. Nosotras simplemente caminamos a su lado, respetando su ritmo y su proceso. Ellas son las protagonistas de su propio cambio”.



