Educación infantil gratuita y trauma compartido: así se adapta la Guadalajara rural a sus nuevos alumnos

La campaña de matriculación para el primer ciclo de Educación Infantil entra en su recta final esta semana en Castilla-La Mancha. Con ella, se abre también la posibilidad de optar a plazas gratuitas para niños de dos a tres años en escuelas municipales, una medida que puede marcar un antes y un después para muchas familias de la provincia de Guadalajara.

Gracias al Plan '+Escuela CLM', un total de 285 municipios de la región pueden garantizar la gratuidad total de esta etapa educativa. En Guadalajara, la red se ha ampliado con 399 nuevas plazas distribuidas en 18 municipios, todos con menos de 10.000 habitantes, como parte de una estrategia para fijar población joven en zonas rurales y evitar el cierre de escuelas que dependen de unos pocos alumnos para seguir abiertas.

guarderias vivas gracias a las ayudas

Uno de estos centros es El Castillo Mágico, en Jadraque, donde las 15 plazas disponibles ya están cubiertas, en parte, gracias a niños que llegan desde pueblos cercanos. María Ángeles, coordinadora del centro y teniente de alcalde del municipio, destaca que “en municipios como este, que no contaban con escuela infantil, han podido inaugurarlas gracias a las ayudas”. La apertura de estas guarderías, dice, fomenta que familias con niños pequeños se instalen en zonas en riesgo de despoblación.

La llegada de nuevos alumnos, muchos de ellos hijos de padres primerizos, convierte a estas escuelas no solo en un recurso educativo, sino también en un espacio emocional. El primer día supone un gran cambio, no solo para el menor, sino también para sus progenitores, que deben aprender a delegar y soltar, lo que a menudo se convierte en lo más difícil del proceso.

En centros como el de Jadraque, se presta especial atención al periodo de adaptación, para que la separación no sea traumática. “Damos a los niños su tiempo, el que necesiten, para que no sufran una separación brusca”, explica María Ángeles, subrayando la importancia de acompañar emocionalmente a las familias durante este paso.

Laura, madre primeriza de un niño de 15 meses que comenzará la escuela en septiembre, reconoce que su principal preocupación es la adaptación: “Mi miedo es que no se quede tranquilo, que llore y patalee”. También le inquieta que el pequeño pueda descansar bien y empiece a socializar: “Que tenga un sitio donde echarse la siesta y que se sienta cómodo con otros niños”.

Comenzar la escuela infantil: un reto logístico, educativo y emocional

Los expertos coinciden en que estos temores son completamente normales. Águeda, psicóloga infantil en la clínica Clipsa de Guadalajara, recuerda que “las primeras separaciones significativas suponen hitos importantes en el desarrollo de los niños; influirán mucho en su identidad y en su temperamento”. Por eso, insiste en que es fundamental que los padres también se preparen: “Solo desde la regulación de los padres, el niño se puede regular, y eso es clave para que desarrolle una autoestima sana”.

Entre sus recomendaciones, destaca la importancia de crear rituales de despedida y reencuentro que ayuden al menor a anticipar lo que va a ocurrir. Prepararse con tiempo, comenzar a delegar progresivamente en verano y validar los miedos, tanto propios como del niño, son pasos importantes para que la separación se convierta en una experiencia positiva y formativa.