La verdad sobre las brujas de Daimiel: "Eran mujeres que sabían muy bien lo que hacían"
El historiador José Manuel López desvela cómo estas mujeres, expertas en remedios naturales, fueron señaladas injustamente por la Santa Inquisición entre los siglos XVI y XVIII

Entrevista al historiador José Manuel López sobre las brujas de Daimiel
Ciudad Real - Publicado el
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El municipio de Daimiel es conocido popularmente en Ciudad Real como el pueblo de las brujas.
Juana Ruiz, Isabel de la Higuera o Apolonia Martínez resuenan en la memoria local como mujeres que fueron juzgadas por la Santa Inquisición entre los siglos XVI y XVIII.
Y para celebrar esa parte de su historia, Daimiel celebra este fin de semana la décimo segunda edición de "Daimiel, pueblo de brujas", unas populares jornadas con actividades tan variadas como las visitas nocturnas al Parque Nacional de Las Tablas, una ruta de tapa, la proyección de un documental sobre las brujas daimieleñas o un gran queimada.
Más curanderas que brujas
El historiador José Manuel López ha explicado en COPE que, aunque Daimiel no tuvo un número tan elevado de casos como el norte de España, sí contó con "brujas de relevancia".
"Eran mujeres conocidas en toda la comarca a las que la gente acudía en busca de soluciones para temas de salud y también para asuntos de amoríos".
Por ello, el experto insiste en que prefiere considerarlas "como curanderas, más que como brujas".
Estas mujeres, según López, poseían un profundo conocimiento del entorno, de los productos vegetales y animales de la zona y continuaban tradiciones ancestrales de sanación que, en parte, "perviven en la actualidad, como es el caso de la oración contra el mal de ojo".
Sin embargo, al no ser "personas que estuvieran colegiadas" y seguir sus propios métodos, la Inquisición, en pleno apogeo en aquella época, las puso en su punto de mira por salirse de la norma religiosa, y las asoció a la "adoración al diablo".
El apoyo del pueblo frente a las autoridades
A pesar de la imagen que ha trascendido, el historiador sostiene una tesis reveladora: "Creo que el pueblo las buscaba y eran más las autoridades las que las perseguían".
Una prueba de este arraigo popular es que una calle de Daimiel llevó durante un tiempo el nombre de la calle de "Las Durillas", en honor a dos hermanas curanderas del siglo XVII.
"Curiosamente" señala López, "la vía se llama hoy Miguel Servet, uniendo la tradición sanadora con la medicina oficial".
Creo que el pueblo las buscaba y eran más las autoridades las que las perseguían"
En los procesos inquisitoriales, las acusaciones a menudo incluían "actos fantásticos como volar o robar huesos", fruto de la "psicosis" y la tradición oral de la época.
López menciona el caso de María de Lao, una joven malagueña que con solo 15 años ya conocía todo el imaginario negativo que rodeaba a la brujería.
"Era muy fácil señalar, era muy fácil acusar, y por eso esas mujeres quedaron marcadas enseguida", apunta el experto.
Juzgadas pero no ejecutadas
Uno de los datos más importantes que ha subrayado el historiador es que, pese a ser juzgadas, no se ha encontrado ningún proceso en Daimiel en el que una de estas mujeres fuera condenada a muerte en la hoguera, a diferencia de lo que ocurría en otros lugares de España y de Europa.
Aunque el estigma de la Inquisición las marcaba, su fama de sanadoras persistía y seguían siendo solicitadas por gente de toda la comarca.
El legado de estas mujeres sigue vivo en la toponimia de la zona, con lugares como el carril de las curanderas, el camino de la encantada o la cueva de la mora. Estos nombres demuestran, según López, que el entorno de Daimiel, con el paraje de Las Tablas y su vegetación, era un "paraje ideal para esas mujeres".
Un pasado fascinante que la localidad rescata cada año para hacer justicia a su historia.
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