La icónica fábrica cántabra de sobaos que lucha contra la inflación para proteger su receta centenaria
Con más de un siglo de historia, la compañía familiar produce más de un millón de dulces al día mientras lidia con el aumento desbocado de las materias primas

Santander - Publicado el - Actualizado
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Una empresa familiar que nació en una panadería hace más de 110 años se ha convertido en un gigante de la repostería cántabra, produciendo más de un millón de dulces cada día. Sobaos Serafina, con su emblemático sobao pasiego con Indicación Geográfica Protegida (IGP), es hoy un símbolo de tradición e innovación que forma parte del 'ADN gastronómico' de Cantabria. La compañía, ahora en su cuarta generación, afronta un entorno económico complejo, marcado por el alza de costes en las materias primas.
El reto de los costes y la calidad
El sector se enfrenta a un desafío mayúsculo con el encarecimiento de los insumos. Aunque se habla de subidas del 30%, el director general de Sobaos Serafina, Jesús Gómez Diego, asegura que "es muchísimo más". Materias primas esenciales como "el azúcar, la harina, la mantequilla" y los huevos, además del material de embalaje, han experimentado "subidas impresionantes" en los últimos tres años, según explica.

Jesús Gómez Diego, director general de Sobaos Serafina
Ante esta situación, la empresa ha tenido que tomar decisiones difíciles. La estrategia pasa por "ganando, pues muy poquito" y ajustar los márgenes al máximo para no repercutir la totalidad del coste en el consumidor final. "Nos tenemos que ajustar, pues al máximo, porque si no, en los lineales el precio sería escandaloso", admite Gómez Diego.
Tradición y automatización, la clave del éxito
Mantener la calidad artesanal con un volumen de producción masivo es uno de los grandes logros de la compañía. Este equilibrio se consigue combinando la receta tradicional con maquinaria moderna. "La gente sí entiende lo de artesanal, hay máquinas que tienen que haber", defiende el director. Un ejemplo de la escala es el consumo diario de "80000 huevos diarios", una cifra que hace que la producción manual sea, en sus palabras, "imposible".
Nos tenemos que ajustar, pues al máximo, porque si no, en los lineales el precio sería escandaloso"
El sello de Indicación Geográfica Protegida (IGP) es una garantía de autenticidad que exige cumplir una fórmula estricta, como el uso de un "26,6 por 100 de mantequilla" por kilo. Gómez Diego aclara que la gente "entiende el producto de calidad" y distingue el "sobao pasiego IGP", que usa mantequilla, de otros sobaos elaborados con margarina o aceite.
Mirando al futuro
El sabor de Sobaos Serafina ha cruzado fronteras, obteniendo reconocimientos en el International Taste Institute, donde catadores internacionales han premiado sus productos. Aunque la expansión internacional avanza en países como Inglaterra, Alemania, Portugal y Francia, Gómez Diego matiza que "el consumo realmente del sobao pasiego es en España".
No te puedes parar ni quedarte en el mismo sitio, porque eso sería morir"
Con la cuarta generación ya al frente, la empresa mira hacia adelante con la intención de "continuar creciendo". La clave, según su director, es la innovación constante: "Siempre estamos investigando en otros productos y en otros mercados". El principal obstáculo para llegar a más países es la fecha de caducidad del producto, un reto logístico que define su expansión. "No te puedes parar ni quedarte en el mismo sitio, porque eso sería morir", concluye.
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