Trabaja en un cine de Cantabria y no da crédito con lo que hace un cliente dentro: "El repartidor"

Esta chica explica una situación surrealista que ha vivido en el cine en el que trabaja y que le deja totalmente perpleja por el descaro del usuario del cine

Esta anécdota que ocurrre en un cine de Cantabria es ciertamente curiosa

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El cine es, sin dudas, el mejor lugar que hay para ver películas. Por mucho que su afluencia haya bajado estos años por el crecimiento de plataformas de streaming como Netflix o Amazon Prime Vídeo, es indudable que las salas con esa pantalla tan grande son irreemplazables, y son casi patrimonio cultural de toda la humanidad.

Sin embargo, siempre ha existido una cierta polémica con los locales cinematográficos: la de la comida. Las palomitas son el alimento más habitual, de lejos, y las empresas detrás de las salas de cine lo saben de sobra. Son conscientes de que es un alimento preciado por múltiples razones, como que no hacen mucho ruido y acompañan muy bien la experiencia.

El asunto de la comida en el cine siempre lleva polémica consigo

El asunto de la comida en el cine siempre lleva polémica consigo

"Hasta la sala": Sandra explica la curiosa situación que le vivió trabajando en el cine

Pero eso también hace que los precios, si compras la comida en el cine, suban lo suyo. Por ello, mucha gente opta por traerla de fuera, algo que ya es totalmente legal y, de hecho, puedes introducir lo que quieras, dentro del sentido común, dentro de la sala del cine. Sin embargo, como dijo alguien en su momento, el sentido común es el menos común de los sentidos.

Las palomitas son el alimento más popular en las salas de cine

Las palomitas son el alimento más popular en las salas de cine

O por lo menos, eso pensó Sandra, una chica de 26 años de Cantabria que trabaja en un cine. Básicamente, se ha encontrado con una situación que, solo con imaginársela, da risa, porque es literalmente algo que nadie se espera en una sala de cine. Y menos teniendo que pagar entradas para poder entrar en ellas.

"Trabajo en un cine y ayer alguien pilló un Burger King a domicilio, indicándole la sala y la butaca donde tenía que ir el repartidor", ha escrito en un post publicado en la red social X, antiguamente conocida como Twitter. Como suena: una persona que ha hecho un pedido indicando, directamente, la sala de cine donde tenía que entrar... solo que el repartidor, obviamente, no tenía entrada.

La resolución de la historia del pedido: "Al final tuvo que salir"

Por ello, Sandra aclara que no está mal meter comida dentro, sino que el problema es que no puede dejar pasar a un repartidor como si nada por la sencilla razón de que no tiene entrada. "El punto es que no podemos dejar pasar a un repartidor a llevar un pedido, y menos a una sala con la película ya empezada", relata. Es cierto que, por ley, no es ilegal para nada ingresar la comida que quieras... pero sí que lo es que el cine se reserva a restringir quién entra en sus salas. Básicamente, los que no han pagado.

Desde luego, es raro imaginarse a un repartidor entrando hasta la sala del cine

Desde luego, es raro imaginarse a un repartidor entrando hasta la sala del cine

Esta historia también tiene resolución, porque Sandra, ante la viralidad del tuit, ha compartido cómo ha terminado esta historia. "Al repartidor obviamente no se le permitió entrar, y fue el chico que hizo el pedido el que tuvo que salir a por ello", relata. Sin embargo, es algo surrealista que cada vez más gente hace, y si bien es cierto que el usar el sistema de delivery es algo bueno y que nos da muchas ventajas, a veces somos tan vagos que queremos que nos traigan, literalmente, todo hasta el punto en el que nosotros queremos.

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