Ana Cirac, la lucha de una madre sin bebé
Murió en la semana 39 y no le permiten registrarlo como su hijo. Al padre no le reconocen el permiso por paternidad

Entrevista Ana Cirac 18-06-20
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hay historias que, al contarlas, nos encogen el corazón. Y ésta, sin duda, es una de ellas. Ana Cirac llevaba en su vientre a Jorge, “un bebé deseadísimo”, en un embarazo que, hasta la semana 39, “se había desarrollado perfectamente”. Pero, de repente, algo empezó a ir mal. “Llevaba un par de días que no lo notaba tanto”, nos cuenta en una entrevista en Herrera en COPE Zaragoza.
Un día se despertó con las manos hinchadas y acudió a su clínica. Allí su matrona trató de tranquilizarla: “Tranquila, seguro que el bebé estará bien”. Ana pensó que le iban a provocar el parto, porque su embarazo estaba muy avanzado. “La mala sorpresa fue llegar allí y ver que el bebé no tenía latido y que había muerto; así que sí, me provocaron un parto pero de mi hijo sin vida. 20 horas. El dolor más horroroso en una situación así”, recuerda. Fue el 12 de abril, en plena pandemia.
Pero su calvario no acababa aquí. A la pena indescriptible de perder a un hijo a pocos días de salir de cuentas, se iban a sumar los problemas administrativos, que para esta familia son mucho más que eso. En España, los bebes que mueren dentro del útero no se consideran tales. “A efectos legales, mi hijo es ‘el feto de Ana Cirac’ y no lo puedo registrar en el libro de familia”, explica dolida. La ley solo le permite hacerlo en un libro diferente, como ‘legajos y abortos’. “Si hubiera vivido tan solo unas horas, podría haberle dado su identidad y su lugar dentro de la familia”.
El país estaba en fase 0 y, después del parto, Ana y su marido volvieron a casa, solos, sin su bebé. Y allí permanecieron confinados. La autopsia reveló que su pequeño había muerto a causa de un nudo en el cordón, “una desgracia que pasa, y mucho, mas de lo que se cuenta”, relata esta madre. Pasó el postparto sin el apoyo sanitario que, en circunstancias normales, sin pandemia, hubiera tenido.
Las visitas con la matrona estaban suspendidas. Y solo la buena voluntad y la humanidad de algunos profesionales hicieron ligeramente más llevadera la situación. “Yo le mandaba fotos de mis loquios a mi matrona porque es un amor de mujer”, agradece. Si no, hubiera tenido que ir a Urgencias, teniendo en cuenta la situación que en ese momento vivían los hospitales a causa de la fase más dura del coronavirus.
Pudieron despedirse de Jorge “de aquellas maneras”. Decidieron incinerarle pero, debido a las limitaciones del estado de alarma, solo podían estar tres personas, así que le pidieron “a un sacerdote amigo” que les acompañara. “Imagínate el trago, recién parida, 15 días después, sin bebé, con el féretro… es escabroso, en mi vida voy a vivir algo tan duro, lo peor que tenía que vivir en este mundo lo he vivido ya”, nos cuenta.
Su familia no pudo acompañarle en este trance. La última vez que había visto a sus padres y a sus suegros, los abuelos de Jorge, ella estaba “embarazadísima y feliz”. Volvieron a encontrarse en el cementerio de Torrero de Zaragoza, en la fase 2, para esparcir sus cenizas. “No nos pudimos ni abrazar”, lamenta.
PADRES SIN DERECHOS
Pero el calvario de esta familia no terminaba aquí. El matrimonio consultó con varios abogados para saber si podían acogerse a los permisos por maternidad y paternidad, que no se interrumpen en caso de que el bebé muera después de nacer. En su caso, al haber fallecido dentro el útero, quisieron asegurarse. “La abogada del sindicato expuso una consulta escrita al INSS (Seguridad Social) y le contestaron que sí”. Realmente necesitaban ese tiempo para recuperarse de la desgracia que les había tocado vivir.
Pero, al entrar en contacto con asociaciones de familias de casos como el suyo, comenzaron a asaltarles las dudas. Empezaron a oír que a las madres sí les correspondía, pero a los padres no. Tuvieron que pedir ayuda a una conocida que trabajaba en la Seguridad Social, que fue quien les dijo que a su marido le habían denegado el permiso por paternidad. Tuvieron que ir a buscar ellos el escrito porque nadie les había notificado nada. “Parece que en este país tienes que tener muchos conocidos, me parece un cachondeo con mayúsculas”, lamenta.
El padre de Jorge, quien inicialmente creyó que sí tenía reconocida la prestación, ha estado dos meses sin trabajar. “Ni ha cotizado ni ha cobrado”, explica Ana. Ella comenzó a cobrar este martes, 16 de junio, dos meses después del parto, debido a la suspensión de los plazos administrativos provocados por el estado de alarma. “Es como si la vida no siguiera”, dice Ana.
Aragón no reconoce la prestación por paternidad en estos casos, algo que sí sucede en otras comunidades autónomas. Una desigualdad incomprensible que les va a llevar a reclamar por vía judicial lo que otros padres españoles sí tienen por derecho. Las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) no lo admiten en caso de los padres varones con el argumento de que no existe situación de cuidado al menor. Un baremo discutible si tenemos en cuenta que sí se reconoce esa prestación a la madre cuando el bebé muere en el útero; y a ambos progenitores si el bebé muere después de nacer. “No lo entendemos”, lamenta Ana, recordando que “si hubiera vivido unas horas, los dos tendríamos todos nuestros derechos”. "En otras comunidades entienden que es una cuestión de paridad, que el padre también vivie su duelo y que debe cuidar de la situación familiar que se ha creado después de un parto sin bebé", explica.
El matrimonio conserva la respuesta por escrito que el INSS le dio a su abogada y, con la reclamación que presentaron allí mismo, ya se han dirigido al Justicia de Aragón para exponerle su caso. Están convencidos de llevar su caso a los tribunales, aunque por las sentencias ya dictadas en Aragón, temen que la respuesta será negativa, lo que les llevará a reclamar al Tribunal Supremo, con todo lo que ello conlleva. “Vamos a intentar que esto no se quede en ‘agua de borrajas’, queremos darle un hermano a Jorge, darle una identidad a él y un mundo más justo”, asegura esta madre.