

El primer sonido del día de Herrera en COPE
"El nuevo papa no será ningún superhombre que vaya a solucionar todos los problemas del mundo"
Sergio Barbosa repasa los principales titulares en el primer sonido del día que marcarán la actualidad de este miércoles 7 de mayo de 2025
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Son las seis, las cinco en Canarias.
¿Qué tal? Buenos días. Saludos de Sergio Barbosa en nombre de la gente que hace posible Herrera en COPE en este miércoles, 7 de mayo de 2025. Un día que se presenta con cielos poco nubosos en la mitad norte de España, aunque en la mitad sur sí se esperan lluvias por la tarde en Castilla-La Mancha, norte de Andalucía y Comunidad Valenciana. Y vamos a seguir en ese momento estupendo del año en el que no hace ni frío ni calor.
Las temperaturas van a superar los 20 grados en muchos puntos de la península y van a rondar los 24 en Canarias. Bueno, lo primero que hay que hacer esta mañana es dar mucho ánimo a los aficionados del Fútbol Club Barcelona, porque anoche se quedaron fuera de la final de la Champions por el canto de un duro. Por lo que es, vamos, el pelo de una gamba.
Hicieron lo más difícil, que era remontar el 2-0 con el que se fueron al descanso, y cuando parecía que lo tenían hecho, el Inter les empató a tres en el descuento y en la prórroga les dieron la puntilla. A ver, no nos vamos a engañar: esta mañana hay muchos individuos por ahí que se alegran y te dicen que si lo del caso Negreira, que si lo de las palancas sospechosas y todo eso. Pero, oiga, la temporada que está haciendo el Barça, teniendo las cuentas como las tiene y haber sido capaz, a trancas y barrancas, de inscribir jugadores y de subir a chavales de la cantera y jugar como juegan, eso tiene su mérito. Ahora habrá que ver cómo les afecta ese disgusto en el clásico del domingo, en el que el Barça y el Madrid se juegan la Liga, pero, como les digo, eso será el domingo. Y, miren, este miércoles lo que tenemos es mucho de todo.
Sánchez va a comparecer en el Congreso para hacer un tutti frutti de gasto en defensa y apagón eléctrico, seguramente para mezclarlo todo y no dar muchos detalles de nada. No hay que perder de vista tampoco el servicio de trenes, porque ayer la conexión de Madrid con el sur de la península recuperó la normalidad, pero donde hubo retrasos de hasta dos horas fue en el AVE, en la estación de Sants, Barcelona, porque un tren descarriló durante una maniobra sin pasajeros. Es decir, que por más que investiguen sabotajes o enganchones en la catenaria, aquí, cuando no es por una cosa, es por otra, pero el servicio no es el que era hace unos años. Y luego están las últimas novedades judiciales que ponen al Gobierno en la picota. El último imputado por la contratación de la asesora barra secretaria personal de Begoña Gómez ha sido el actual delegado del Gobierno en Madrid. Se trata de Francisco Martín, que en el momento del presunto enchufe de Cristina Álvarez estaba metido en el organigrama de la Secretaría General de la Presidencia, siendo el superior directo de la asesora que acabó haciendo labores particulares para la mujer del presidente. Ahora a Francisco Martín se le achaca un delito de presunta malversación, en lo que es otro varapalo para Moncloa. Tan grande es el varapalo que Félix Bolaños, actual ministro de Justicia, se ha enfadado mucho con el juez Peinado.
Suponemos que en parte porque, cuando se contrató a Cristina Álvarez, el superior directo era Francisco Martín, pero el superior de Francisco Martín era Bolaños, que ya tuvo que declarar como testigo y que, de momento, ha evitado la imputación.
En esto decimos lo de siempre: no deberíamos acostumbrarnos a que todo un ministro de Justicia acuse a un juez de falta de imparcialidad, porque es una manera indirecta de acusarle de prevaricación, y eso es algo gravísimo. Y más viniendo de un miembro del Gobierno. Y más viniendo del ministro de Justicia. En fin, que todo esto y más es lo que tenemos en la cartera informativa, aunque, como se pueden imaginar, lo que hoy nos va a tener principalmente ocupados, con la COPE haciendo un despliegue humano y técnico a la altura del momento, es todo lo que ocurra en Roma y en el corazón del Vaticano. Allí, a eso de las cuatro y media de la tarde, vamos a escuchar una frase en latín que nos anuncia horas y días grandes: Extra omnes, “todos fuera”, la frase con la que, de forma solemne, se cierran las puertas de la Capilla Sixtina y, detrás de esas puertas, aislados del mundo moderno, pero con el mundo moderno y los retos de la Iglesia muy presentes, van a quedarse a solas 133 cardenales. Un grupo de hombres menores de 80 años que, bajo los frescos de Miguel Ángel, van a asumir la responsabilidad de elegir, entre todos, al nuevo Papa, al nuevo líder de la Iglesia, que es el hombre que debe guiar espiritualmente a millones de católicos en todo el mundo.
133 cardenales llegados de 71 países que llevan más de una semana escuchando, hablando y reflexionando entre ellos sobre qué puede ser lo mejor para la Iglesia y para el mundo. ¿Y de qué manera el Espíritu Santo les va a mostrar quién, entre ellos, es la persona ideal para suceder a Pedro? Y Pedro, ya sabemos, fue un hombre con sus virtudes y sus defectos, un hombre elegido por Jesús para asumir una gran responsabilidad que, en el fondo, es lo que supone ser Papa.
No estamos hablando de ningún superhombre que vaya a solucionar todos los problemas del mundo o que vaya a dar respuestas a todas las preguntas, pero que puede inspirar y guiar tanto las preguntas como las respuestas y que puede poner el foco en lo realmente importante. Ser Papa supone una responsabilidad tan grande para un hombre de carne mortal que a la sacristía de la Capilla Sixtina la llaman la Sala de las Lágrimas, porque no son pocos los que allí se han emocionado al conocer cuál era su destino. En esa sala ya están preparados los ropajes del nuevo Santo Padre con varias tallas, 50, 54 y 58, porque nunca se sabe si la Providencia, a través de los cardenales, va a elegir a un Papa más enjuto o más corpulento. Pero para que llegue ese momento, para que el Papa se emocione, para que se vista de blanco y salga al balcón, primero deberá concluir una de las votaciones con al menos 89 apoyos. Hay que decir que este miércoles solo habrá una votación. Y si no hay acuerdo, a partir de mañana se votará dos veces por la mañana y dos veces por la tarde. Las famosas fumatas se esperan sobre las 12 del mediodía y en torno a las 7 de la tarde. Si el humo sale antes de esas horas, significará que ya se ha elegido Papa.
Y la prueba definitiva, como todos sabemos, es que la fumata será blanca. El humo sale negro o blanco en función del aditivo que le echan a las papeletas quemadas en la estufa. Papeletas que cada cardenal habrá depositado en una bandeja para deslizarla dentro de la urna. Una papeleta que se dobla dos veces por la mitad para que no se vea desde fuera el nombre del candidato por el que se está votando. Y ya con esa papeleta escrita y doblada, cada cardenal se dirige al altar, donde se hace un juramento: “Invoco a Cristo, el Señor, como testigo de que mi voto se da a quien creo que debe ser elegido”. Nunca ha habido imágenes de todo esto, aunque sepamos que sucede de esta manera.
No hay imágenes porque la Capilla Sixtina va a ser un búnker analógico en el que los cardenales van a estar sin teléfono y sin contacto con el mundo exterior hasta que haya fumata blanca. De las quinielas y las apuestas, y todo eso con lo que la gente se entretiene tanto, ya lo hemos dicho muchas veces: es mejor no especular. En momentos como estos, lo mejor es escuchar las reflexiones de los propios cardenales. Cardenales españoles como Carlos Osoro, Ricardo Blázquez o Juan José Omella.
De esos cardenales, Osoro y Omella van a estar hoy entre los que participen en el cónclave. Y, hombre, lógicamente, claro que los cardenales tienen diversas sensibilidades. Son hombres que vienen de lugares concretos y que han vivido sus propias experiencias. Unos están especialmente centrados en acabar con la pobreza, otros en proteger a los inmigrantes, otros en revivir el espíritu cristiano en Occidente, pero todos comparten esos objetivos al mismo tiempo. De tal manera que hablar de etiquetas, como se ponen etiquetas en la política —que si conservador, que si progresista—, eso es no entender nada de lo que hoy va a suceder dentro de la Capilla Sixtina. ¿Va a ser corto? ¿Va a ser largo? Pues el tiempo lo dirá. Las especulaciones ahora mismo son solo eso: especulaciones. Así que, si lo que quieren es un análisis y una retransmisión ajustada y conocedora de lo que nos traemos entre manos, apuesten estos días por la Cadena COPE y los estupendos profesionales que nos van a acompañar.