Una operación conjunta de la Agencia Tributaria y Policia Nacional ha desarticulado una fábrica clandestina de tabaco picado situada en diversas ubicaciones e inmuebles de Alcalá de Guadaira, Sevilla.

Las actuaciones de investigación permitieron determinar los movimientos del presunto responsable de la organización, ya investigado por la Agencia Tributaria desde 2019, y las ubicaciones de los polígonos industriales de la localidad sevillana en la que recepcionaba el tabaco en bruto y desde los cuales realizaba la actividad ilícita.

Tras realizar los diferentes registros en los inmuebles, los agentes han conseguido desmantelar toda la infraestructura e incautar el tabaco en sus distintas fases de manipulación, máquinas de picado de tabaco, trillado, entubado y sellado, así como todo el material necesario para el montaje y ensamblaje de las cajetillas de tabaco, y para la preparación de los paquetes que posteriormente se mandaban por empresas de transporte.

Con todo ello, en el marco de la operación se han incautado 4.000 kilos de tabaco picado procedente de distintos países de la Unión Europea, así como toda la maquinaria necesaria para la elaboración de cajetillas de tabaco de distintas marcas. El dispositivo ha terminado con la mencionada detención del presunto responsable de la organización.

Por su parte, las investigaciones continuan abiertas mientras que la mercancia intervenida ha sido puesta a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Alcalá de Guadaira.

UNA COLABORACIÓN NECESARIA

Un envio de tabaco procedente de Bulgaria y con destino a una empresa ubicada en Alcalá de Guadaira desató las alarmas para los funcionarios de la Unidad Operativa de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en Sevilla. Algo que se unió al conocimiento de la UDEV de Alcalá de Guadaira sobre un grupo organizado que se habia asentado en la localidad y se dedicaba al almacenaje, manipulación y distribución de tabaco picado.

Los pasos dados en la investigación han permitido concluir que, tras la llegada del tabaco en bruto a la localidad, este era trasladado a una finca ubicada a las afueras para su posterior separación, trillado, picado y embolsado. Además, la organización también facilitaba máquinas de entubado del tabaco, tubos de cigarrillos e incluso cajetillas de facil ensamblaje para su empaquetado.

De esta manera, el producto quedaba listo para el envio a distintas provincias españolas a través de empresas de paquetería que se encargarían de su entrega y reparto a los clientes finales.

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