Lo que los UMIES hacen por las personas sin hogar en Sevilla: "Algunos solo aceptan agua"
Durante las olas de calor, los equipos de UMIES intensifican sus salidas por Sevilla para ofrecer agua, orientación y un refugio temporal a las personas sin hogar. Aunque muchos rechazan la ayuda institucional, este servicio se convierte en un salvavidas diario

Entrevista a María del Mar Hidalgo, trabajadora de UMIES, sobre su labor con personas sin hogar en Sevilla durante el calor
Sevilla - Publicado el
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El suelo arde en Sevilla durante los meses de verano y para quienes viven en la calle, cada jornada se convierte en una prueba de supervivencia. Ante esta realidad, los UMIES, el equipo municipal de intervención en emergencias sociales del Ayuntamiento de Sevilla, activan dispositivos especiales para ofrecer asistencia básica a las personas sin hogar durante las olas de calor más extremas.
Aunque el dispositivo de campaña por altas temperaturas habilita hasta 94 plazas adicionales en los centros de acogida de la ciudad, no todas las personas sin hogar acceden a estos recursos. Tal y como explica María del Mar, trabajadora del servicio, “muchos no quieren entrar en centros por las normativas o los horarios, pero sí aceptan una botella de agua o una conversación en la calle”.
Los UMIES recorren a diario las calles de Sevilla, especialmente en los días de alerta amarilla o naranja, llevando agua fría, información, atención y derivaciones. “Algunos ya están debilitados por sus largas trayectorias en la calle. Solo con estar unas horas en un espacio más fresco, ducharse o guardar su medicación, ya sienten un alivio”, explica María del Mar.
Los equipos también hacen un seguimiento intensivo de los perfiles más vulnerables, como personas mayores o con enfermedades crónicas. “Si hoy no aceptan ayuda, volvemos al día siguiente. Se trata de insistir con respeto y humanidad”, afirma. Esta labor se multiplica en verano, cuando el calor se convierte en un riesgo real para la salud.
Además de la asistencia inmediata, los UMIES tratan de orientar a las personas usuarias para que puedan acceder a otros recursos: desde ayudas sociales hasta citas médicas o trámites burocráticos. “No se trata solo de que pasen el día bajo techo y salgan a las ocho. Intentamos que den un paso más hacia su normalización, si están preparados para ello”, subraya.
La atención se extiende también al acompañamiento personal, la mediación con otras entidades, y el contacto con servicios sanitarios cuando es necesario. En muchas ocasiones, el único vínculo que tienen estas personas con una estructura de apoyo nace en una de estas rondas nocturnas o diurnas bajo el sol de Sevilla.
Aunque las campañas de invierno también son duras por el frío y la lluvia, el calor del verano en Sevilla presenta un peligro silencioso y constante. “Es difícil decidir qué es peor: dormir bajo la lluvia o no encontrar sombra a más de 40 grados. Pero en ambos casos, la calle siempre es el lugar más hostil”, reflexiona María del Mar.
María del Mar también reconoce que, pese a la dureza de muchas situaciones, su labor tiene una vertiente profundamente gratificante. “Lo más bonito del trabajo social es poder ayudar. A veces, aunque solo acepten una botella de agua, el simple hecho de saber que hay alguien pendiente de ellos ya marca la diferencia. Y si durante la campaña conseguimos que alguien dé un paso más, acceda a un recurso, o mejore mínimamente su situación, entonces todo el esfuerzo ha merecido la pena”.



