Los paquetes perdidos llegan a Sevilla: así se vive la fiebre de las cajas sorpresa en Los Arcos
El Centro Comercial Los Arcos acoge estos días una tienda efímera de King Colis, la marca francesa que vende paquetes perdidos con contenido sorpresa. Moda, tecnología o joyería… nadie sabe qué hay dentro hasta abrirlos.

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Sevilla - Publicado el
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El Centro Comercial Los Arcos se ha convertido estos días en el epicentro de una tendencia europea que mezcla consumo, curiosidad y sostenibilidad. Desde el 27 de octubre y hasta el 1 de noviembre, acoge una tienda efímera de King Colis, la firma francesa que comercializa paquetes perdidos del comercio electrónico, aquellos que no llegaron nunca a sus destinatarios y que ahora se venden por peso, sin que el comprador sepa qué contienen hasta que los abre.
Más de diez toneladas de paquetes se exponen en la planta baja del centro, organizados por categorías : estándar y premium. Dentro puede haber prácticamente de todo: ropa, gadgets tecnológicos, cosmética, videojuegos o joyas. Nadie lo sabe. Ese es el atractivo.
Expectación, colas y curiosos
El director del centro comercial Los Arcos, Luis Enrique Ruiz, reconocía en los micrófonos de COPE Más Sevilla que la iniciativa ha superado todas las expectativas: "Es la primera vez que llevamos esta acción a Los Arcos. La aceptación es verlo, continuamente hay colas. La gente saliva, porque dice: ‘a ver qué me va a tocar’. Es como los sobres sorpresa que comprábamos de pequeños, pero aquí, por un precio razonable, te puedes llevar algo de tecnología punta."

Clientes seleccionando sus paquetes
El espacio habilitado en Los Arcos cuenta con un sistema muy concreto: cada visitante dispone de diez minutos para recorrer la zona, tocar y agitar los paquetes, guiado solo por su intuición. No se pueden abrir hasta haber pasado por caja. Los precios dependen del tipo de paquete y se calculan por peso:
- 1,99 euros cada 100 gramos para los estándar, procedentes de almacenes asiáticos o plataformas de venta global.
- 2,79 euros cada 100 gramos para los premium, que provienen de grandes plataformas como Amazon o Rakuten.

Peso y precio del paquete
En directo: la sorpresa de Ana
COPE Más Sevilla ha vivido en primera persona la experiencia. Nuestra compañera Ana Sánchez Germain se desplazó al centro comercial y, en pleno directo, abrió una caja “mix premium” de 2,5 kilos que contenía varios paquetes. “Estoy rompiendo el papel… ¡Guau! ¡Unos cascos Sony!”. Un acierto en toda regla... unos cascos de calidad escondidos entre los misteriosos paquetes. Y esto solo fue el comienzo de una jornada llena de sorpresas.
El ambiente era de auténtico espectáculo: familias, grupos de amigos y parejas hacían cola para elegir su caja o paquetes. Algunos optaban por abrirlos en casa, otros no podían resistirse y lo hacían allí mismo. En cada apertura, intriga, gritos y muchas risas, como en el caso de Natalia y Ana, dos clientas que abrieron allí mismo su paquete.

Escucha aquí la experiencia de Ana y Natalia abriendo su paquete sorpresa
Una segunda vida para miles de productos
Más allá de la emoción, la propuesta tiene un trasfondo eco-sostenible. King Colis ofrece una segunda vida a los productos extraviados o devueltos por error, evitando que acaben en vertederos.
“Promovemos la reutilización y reducimos residuos del comercio electrónico. Cada caja que se compra es un paso contra el desperdicio”, explica el director de Los Arcos.
Vendemos entre 50 y 70 toneladas de paquetes al mes en 14 países europeos. Es una nueva forma de consumo, más sostenible y emocionante.”
CEO y cofundador de King Colis
En España, el fenómeno ya ha pasado por Madrid, Zaragoza, Granada, Vigo, Valladolid o Murcia, reuniendo a más de 55.000 visitantes. Sevilla es la nueva parada de una gira que crece cada año.
Una experiencia que engancha
El éxito del formato confirma algo simple: la emoción del azar sigue fascinando. Los Arcos se ha llenado de curiosos, cámaras y risas, con un ambiente que recuerda a los mercadillos de antaño, pero con un toque digital.
Quizás en la próxima caja haya un libro, un reloj… o un dron. Solo hay una manera de saberlo: atreverse a abrirla.



