Las modas también llegan a la alimentación. Y lo que en estos tiempos ocurre en torno a las dietas es que crece la tendencia de eliminar ciertos nutrientes de nuestras mesas , una práctica que según los expertos no es recomendable.

Los estudios realizados por diversas empresas apuntan a que en Andalucía la mayoría de los ciudadanos limitan o eliminan el consumo de lactosa como principal alimento que se rechaza en la dieta, seguido del gluten, otra práctica también muy al alza.

Así lo reflejan los datos. De hecho hasta un 23% de los andaluces lleva una alimentación libre de lactosa. Mientras que en el caso del gluten, la segunda dieta restrictiva más habitual, es la que siguen hasta el 7% de los ciudadanos andaluces.

Estos segmentos de población estarían poniendo en práctica una dieta restrictiva de alimentos por considerarlos como menos beneficiosos y son mayoritariamente las mujeres y la población de mediana edad quienes optan por estas pautas en sus dietas.

Lo cierto es que actuar de esta manera no es del todo correcta, aunque sean prácticas que se deben a una preocupación cada vez mayor por el bienestar, el autocuidado de la salud y la calidad de la alimentación.

Así al menos se desprende de lo que explican los expertos tras conocerse los datos del informe “Tendencia de exclusión alimentaria en la población española”, presentado por Fundación MAPFRE y la Academia Española de Nutrición y Dietética.

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De ese estudio realizado a través de encuestas se desprende que son muchos los ciudadanos que explican que han decidido eliminar ciertos alimentos de su dieta por auto prescripción y por una reflexión personal. Los expertos sin embargo recomiendan que, ante la sospecha de enfermedad o síntoma o ante cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico, que realizará, tanto una valoración clínica, como las pruebas complementarias necesarias para establecer el diagnóstico adecuado.

El motivo es que si gozamos de buena salud y nuestro cuerpo tolera todos los grupos de alimentos debemos realizar una dietra equilibrada y que contenga los nutrientes indispensables para el correcto funcionamiento del organismo.

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Es decir que las exclusiones alimentarias deben decidirse e implementarse bajo la supervisión de un profesional sanitario capacitado en nutrición y dietética, puesto que pueden implicar una serie de riesgos para la salud:

• Dieta vegetariana y vegana: la deficiencia de la vitamina B12 podría causar problemas leves o moderados como cansancio, debilidad, o mala memoria, o derivar en problemas más graves como la anemia megaloblástica, problemas neurológicos, depresión, o demencia. Por lo tanto, quienes la practiquen deberían suplementarse, bajo seguimiento médico con vitamina B12 y recibir el adecuado consejo dietético nutricional para evitar otras deficiencias.

• Dieta sin gluten o baja en gluten: realizarla sin un problema de salud adecuadamente diagnosticado, podría conllevar una menor ingesta de fibra, vitaminas D, B12 y folatos, así como de hierro, zinc, magnesio y calcio, y un mayor consumo de grasas saturadas y parcialmente hidrogenadas.

• Dieta sin lactosa: seguirla sin un diagnóstico de intolerancia total o parcial podría incrementar el riesgo de ingesta inadecuada de calcio, impactando negativamente en la salud general y, de modo particular, en la salud ósea (aumento del riesgo de osteoporosis a medio plazo y de fracturas óseas a largo plazo).