El 'idioma' de Andalucía que no es el andaluz y que está cerca de desaparecer en toda España: creó palabras como "chaval" o "currar"
Esta lengua fue la dominante en el sur de la península antes de la llegada de los romanos, pero luego fue decayendo sin llegar a desaparecer

Bandera en honor al Día Pueblo Gitano
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La historia de España no puede entenderse sin la presencia del pueblo gitano. Llegaron a la península a comienzos del siglo XV y, pese a sufrir siglos de persecución y marginación, han dejado una huella cultural profunda en la música, la literatura y, también, en la lengua. De ese contacto entre los gitanos y la población mayoritaria surgió el caló, un idioma propio, nacido en España y que hoy está en peligro de extinción.
No se trata del andaluz ni de una variante del español, sino de un habla mestiza que combina la estructura gramatical del castellano con un rico vocabulario procedente del romanó, la lengua original de los gitanos europeos. Durante siglos fue un vehículo de identidad y un código de comunicación dentro de la comunidad gitana. Hoy, sin embargo, sobrevive en uso cotidiano en menos de 1.000 personas en Andalucía y el resto de España.

Bandera del pueblo gitano
el caló, una lengua que sobrevive de milagro en andalucía
El caló es una lengua híbrida que comenzó a formarse hace unos seis siglos. Los gitanos españoles conservaron gran parte de las palabras del romanó, pero adoptaron la gramática del castellano. Es decir, suenan como frases en español, pero con un vocabulario diferente.
De ahí que palabras del caló hayan pasado al habla común de todos los españoles. Términos como “parné” (dinero), “chaval” (joven) o “currar” (trabajar) tienen su origen en este idioma. Se trata de lo que los lingüistas llaman gitanismos, préstamos que hoy cualquiera puede reconocer, aunque desconozca su origen.

Varias palabras informales que usamos hoy en día vienen del caló
Con el tiempo, este lenguaje se convirtió en una seña de identidad de la comunidad gitana, un elemento diferenciador que servía tanto para proteger su intimidad en contextos hostiles como para reforzar el sentimiento de pertenencia.
En Andalucía, tierra que acoge una de las mayores comunidades gitanas de España, el caló tuvo una especial relevancia. Estuvo presente en los barrios populares, en las celebraciones familiares y también en el flamenco, donde aportó un puñado de términos que todavía hoy resuenan en las coplas y palos tradicionales.
Términos como “parné” (dinero), “chaval” (joven) o “currar” (trabajar) tienen su origen en este idioma
LA CANTIDAD DE PALABRAS QUE VIENEN DEL CALÓ
Palabras como “bulería” (de buxlo, ancho), “debla” (dios) o “soleá” (del verbo caló solejar, jurar solemnemente) son ejemplo de cómo el caló impregnó la cultura andaluza. Sin embargo, a pesar de esa huella, el idioma nunca consiguió expandirse más allá de la comunidad gitana y empezó a diluirse a medida que avanzaba la integración social.
El problema es que hoy el caló apenas se utiliza. Investigadores ya advertían hace más de medio siglo que se encontraba en regresión y que estaba condenado a desaparecer. Y, aunque todavía sobrevive, lo hace en un estado muy precario.
En la actualidad, su uso se limita casi exclusivamente a círculos familiares o comunitarios. A menudo se emplea de forma simbólica, para dar énfasis en una conversación, para reforzar la identidad gitana o incluso con un matiz secreto, cuando no se quiere que otros entiendan lo que se dice.
Pero lo cierto es que ya no cumple su función como lengua de comunicación habitual, ni se edita prensa, ni se escriben libros en caló. En el terreno artístico, solo algunos cantantes o grupos religiosos lo utilizan en contadas ocasiones, lo que evidencia la fragilidad de su supervivencia.

La identidad gitana se mantiene en España
Los expertos calculan que en toda España apenas quedan unos pocos centenares de hablantes activos, la mayoría de edad avanzada. En Andalucía, su presencia es aún menor y se circunscribe a comunidades muy concretas. La consecuencia es clara: si no se toman medidas de protección, el caló está condenado a desaparecer en apenas una generación. Y con él, se perdería no solo una lengua, sino un patrimonio cultural que forma parte de la historia viva de Andalucía y de España.
El caso del caló no es único en Europa, donde numerosas lenguas minoritarias luchan por sobrevivir frente al empuje de los grandes idiomas nacionales. Sin embargo, su situación es especialmente delicada: sin enseñanza reglada, sin medios de comunicación y sin uso en la administración, depende únicamente de la transmisión oral entre generaciones.