El arte se transforma en la voz de los jóvenes contra el cambio climático
La Universidad de Málaga lidera una iniciativa europea pionera que utiliza el cine, el grafiti o el teatro como herramientas de concienciación y acción climática

Escucha las palabras de Enrique Salvo Tierra, investigador principal del proyecto
Málaga - Publicado el
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La Universidad de Málaga (UMA) se ha posicionado a la cabeza de un innovador proyecto europeo que busca tender puentes entre la creación artística y la conciencia medioambiental. Esta iniciativa une a jóvenes creadores de diversos países para explorar cómo disciplinas tan variadas como el cine, el grafiti o las artes visuales pueden servir como potentes vehículos para dialogar sobre sostenibilidad, inclusión y acción climática. Esta misma semana, el proyecto ha alcanzado un hito importante con la presentación de las conclusiones de los laboratorios creativos desarrollados en varias ciudades europeas, un evento en el que Málaga ha desempeñado un papel protagonista. Al frente de esta ambiciosa propuesta se encuentra el investigador principal y profesor de la UMA, Enrique Salvo Tierra, quien ha desgranado las claves de su éxito.
Los jóvenes tienen la oportunidad de expresar a través del arte un mensaje contra el cambio climático"
Investigador principal del proyecto
Una alianza innovadora con sello europeo
El profesor Salvo Tierra ha explicado que el proyecto nació de la sinergia entre dos entidades malagueñas: la organización Social Climate, dedicada a la divulgación científica sobre el cambio climático, y la Cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga. Juntos, detectaron una oportunidad única para movilizar al talento joven. "A partir de ahí, indagamos dentro de la Comisión Europea si este proyecto podría tener interés", ha señalado Salvo Tierra. La idea era aprovechar que "jóvenes creadores y artistas pudieran tener la oportunidad de expresar a través del arte un mensaje hacia sus coetáneos sobre la lucha contra el cambio climático". La propuesta fue acogida con entusiasmo y, tras dos años de trabajo, los resultados han superado las expectativas.

Participantes en la primera sesión de resultados
El éxito de la iniciativa se ha medido no solo en la calidad de las obras producidas, sino también en la convivencia y el intercambio cultural entre los participantes. El investigador principal ha calificado la experiencia como "todo un éxito de convivencia en los distintos países". Este proceso culminó la semana pasada con un gran festival celebrado en las instalaciones de la Universidad de Málaga, donde se presentaron al público los frutos de esta colaboración internacional. Dicho evento sirvió como escaparate para demostrar el potencial del arte como catalizador de un cambio de mentalidad, especialmente entre las nuevas generaciones.
Del grafiti al cine: el arte como mensaje
Para ilustrar la diversidad de enfoques del proyecto, Enrique Salvo Tierra ha compartido ejemplos concretos de las actividades realizadas. Uno de los socios, proveniente de Georgia, organizó un festival de cine en la ciudad de Batumi, descrita por el profesor como una "pequeña Costa del Sol" en su país. El festival se centró en la relación entre "turismo, cambio climático y sostenibilidad", generando una experiencia "extraordinaria y muy productiva en cuanto a los mensajes elaborados, dirigidos expresamente hacia la gente más joven". Esta iniciativa ha demostrado cómo el lenguaje audiovisual puede ser una herramienta eficaz para la concienciación.
Más allá del cine, el proyecto ha abrazado expresiones artísticas urbanas y contemporáneas que conectan directamente con los intereses de la juventud. El profesor ha destacado cómo se han utilizado "las formas artísticas que tiene la gente joven, como pueden ser el hip hop o puede ser el grafiti", para que los participantes pudieran expresar su visión sobre la sostenibilidad y las acciones necesarias para transformar el mundo. Al mismo tiempo, no se han dejado de lado las artes clásicas, como el teatro y la música, que también han tenido su espacio. Durante los dos años de duración del proyecto, se ha fomentado un constante intercambio de alumnos entre todos los países socios, con una participación especialmente activa desde Málaga.
El despertar de la conciencia climática
El proyecto también ha servido como termómetro de la conciencia medioambiental de las nuevas generaciones. Salvo Tierra ha observado un cambio significativo en la actitud de los jóvenes, que va más allá de los gestos cotidianos. Aunque a veces pueda existir una brecha entre el discurso y la práctica diaria, el investigador se muestra optimista y comparte una anécdota reveladora: "He visto a un crío relativamente pequeño, de 7 u 8 años, decir al padre dónde tenía que echar cada cosa". Según el profesor, este tipo de interacciones demuestra que "empieza a haber esa conciencia".
Salvo Tierra considera que el "salto cualitativo importante" en esta concienciación se produce al finalizar la pubertad, cuando la rebeldía da paso a un mayor grado de madurez. "Ahí lo estamos viendo día a día, que van tomando conciencia, tienen una conciencia del reciclaje bastante importante", afirma. Una de las revelaciones más inspiradoras del proyecto ha sido descubrir el potencial creativo de los residuos. La iniciativa ha demostrado que con materiales de desecho se pueden crear obras de arte y objetos útiles, una idea que transforma por completo la percepción de la basura. Como ha destacado el investigador, "en ese reciclaje puede haber arte y pueden construirse cosas maravillosas a través de lo que normalmente prescindimos de ello".
No podemos seguir contaminando, que este planeta tiene su límite"
Investigador principal del proyecto
Los jóvenes artistas han comenzado a experimentar con esculturas y otros elementos a partir de materiales reciclados, tomando conciencia de que los recursos son finitos. Esta mentalidad, según Salvotierra, es fundamental para el futuro. "Vemos que toman esa conciencia de que no podemos seguir contaminando, que este planeta tiene su límite", ha sentenciado. El profesor ha concluido esta reflexión con una poderosa metáfora: "Esta nave espacial que se llama Tierra, pues cabemos los que cabemos y que tenemos que ser muy cuidadosos con lo que tenemos".
La fase final del proyecto, celebrada el pasado viernes, no solo sirvió para presentar los resultados, sino también para mirar hacia el futuro. La acogida ha sido tan positiva que ya se habla de una posible continuación. Según ha revelado Salvotierra, el propio representante de la Comisión Europea presente en el evento "quedó tan encantado que pedía que tuviera una continuidad, incluso aumentando, en este caso, al número de países". Este respaldo institucional supone un importante espaldarazo para el equipo.
Actualmente, el equipo de la Universidad de Málaga se encuentra en la fase de "hacer los balances" para evaluar en detalle el impacto y los logros alcanzados. Una vez completado este análisis, se plantearán formalmente la posibilidad de lanzar una nueva edición del proyecto, posiblemente a una escala mayor. Salvotierra no ha querido finalizar sin agradecer el papel de la UMA, destacando que cuentan con "un vicerrector y una oficina de vicerrectorados de proyectos internacionales extraordinarias en lo que es el apoyo burocrático", un factor que considera clave para el éxito de la coordinación. La ilusión, por tanto, es máxima de cara a seguir uniendo arte y sostenibilidad en el futuro.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.




