Alerta en La Axarquía: la Universidad de Málaga confirma una "sequía estructural" que exige decisiones inmediatas
Una investigación de la UMA, la Universidad de Princeton y el IHSM recopila y analiza datos hídricos desde la década de los 90

Escucha la entrevista a Pablo Jiménez, profesor de la Facultad de Ciencias de la UMA
Málaga - Publicado el
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Una investigación de la Universidad de Málaga que analiza datos climáticos, hidrológicos, de uso del suelo y gestión territorial desde los años 90 sostiene que la Axarquía atraviesa una sequía no puntual sino estructural. La investigación, liderada por el profesor de la Facultad de Ciencias de la UMA Pablo Jiménez, revisó series hidrológicas y meteorológicas, registros de aguas superficiales y subterráneas, entre ellas los principales acuíferos y el embalse de la Viñuela, además de datos socioeconómicos y de ordenación territorial desde los años 90 hasta hoy. El resultado, según el autor, supera la idea de una mera sequía meteorológica: es un desequilibrio estructural entre lo que demanda la comarca y lo que realmente puede ofrecer su sistema hídrico.
Así lo explica el profesor Jiménez en los micrófonos de COPE Málaga: "Existe claramente un desequilibrio a largo plazo entre las demandas hídricas que una determinada región debe descubrir atendiendo a su actividad socioeconómica y los recursos hídricos realmente disponibles". Y añade que "parece claro que esa situación ya se va a mantener en el futuro si no se toman importantes decisiones, sobre todo en la gestión y en la gobernanza de los recursos hídricos".

Los investigadores de la Facultad de Ciencias Iñaki Vadillo y Pablo Jiménez, dos de los autores de este trabajo
Consecuencias visibles: cortes, pérdida de cosechas y presión urbana
El estudio vincula el último gran ciclo de sequía entre 2019 y 2024 con restricciones severas en la comarca, especialmente durante 2022 y 2023. Jiménez recuerda que en esos años "no se pudieron cubrir gran parte de las demandas, provocando unas importantes restricciones… sin poder utilizar con cortes por la noche, sin poder utilizar el agua en la piscina" y que en la agricultura "se produjo una pérdida en las cosechas de mango y aguacate relativamente importante".
El análisis subraya además un crecimiento urbano intenso, con chalés y piscinas diseminados por el territorio, que ha aumentado la demanda municipal de agua: "Todo el mundo quiere agua, o para el regadío o para las piscinas", señala el investigador.
Causas: regadío intensivo, contabilización insuficiente y “desgobernanza”
Entre las causas que señalan los autores figuran la expansión del regadío intensivo, la mala contabilización del recurso, con excesivo foco en el agua embalsada y poco control de lo que hay en acuíferos, y lo que Jiménez denomina un proceso de "desgobernanza" del agua y del territorio:
"Ha habido un descontrol o cierto descontrol en las zonas regables y asociadas además también, o paralelamente, a un crecimiento de la demanda urbana muy importante en toda la región. Y habría una mala contabilización de lo que realmente se disponía", explica el profesor. Sobre responsabilidades apunta a las administraciones: "Ese descontrol lo ha hecho la administración, había un proceso de desgobernanza, tanto del agua como del territorio".
¿Traer agua desalada como en Israel?: diferencias y costes
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El informe recoge debates locales sobre soluciones como la desalación. Jiménez matiza la comparación con Israel: "Me parece un poco desacertada intentar compararnos con el paisaje, con la geografía israelí, sobre todo porque nuestra geografía es diferente… Nuestra geografía es una geografía mediterránea". Además, advierte sobre el coste económico y ambiental del agua añadida: "¿Qué coste económico tiene ese agua? ¿Quién va a pagar ese agua? Porque uno de los grandes problemas… es que el agua es relativamente barata, por no decir muy barata".
Propuestas: medir primero, controlar después y gobernanza conjunta
Frente al dilema de aumentar oferta u ordenar demanda, el investigador propone un plan de partida claro y por fases:
Inventario real y control: "Lo primero que tendría en cuenta es saber exactamente cuánta agua realmente disponemos, y un control de cuánto se está extrayendo en cada reservorio, en cada acuífero, en el embalse."
Limitar superficies regables: una vez conocido el recurso disponible, ajustar y limitar el área regable y el crecimiento previsto.
Modelo de gobernanza: "Establecer un modelo de gobernanza que permita realmente una gestión correcta y un crecimiento sostenible", insiste Jiménez.
Sancionar lo ilegal/alegal: "Lo último que abogaría es por levantar todo lo que sea ilegal. Todo lo que sea ilegal o alegal tiene que tener unas consecuencias."
Qué se juega la Axarquía
El informe pone en evidencia que el modelo de desarrollo elegido en las últimas décadas cambió radicalmente el paisaje y la economía local: pasó de secanos tradicionales, como la almendra y el algarrobo, a cultivos subtropicales intensivos que generaron riqueza pero también una dependencia hídrica difícil de sostener. Jiménez lanza una pregunta clave para el futuro: "¿Qué le vamos a dejar a las generaciones futuras? Tenemos que intentar, de alguna manera, que el desarrollo socioeconómico de nuestras regiones sea resiliente…".




