Aquella serie de sismos registrados en la comarca de la Loma durante el año 12 y parte del 13, hizo intervenir a los científicos que se trasladaron hasta la zona para estudiar con mayor cercanía el fenómeno conocido como “terremotos en enjambre”. De hecho el Instituto Nacional de Geografía señaló que “entre octubre y diciembre de 2012 se registraron un enjambre de pequeños terremotos entre las localidades jienenses de Sabiote y Torreperogil, cuyos epicentros se concentraron en un área de unos 50 kilómetros cuadrados entre ambos municipios”
Los registros sísmicos pusieron de manifiesto que se trataba de terremotos muy superficiales, cuyos focos estaban localizados a profundidades comprendidas entre 1-5 kilómetros. Las magnitudes Richter de los varios centenares de sismos detectados en aquellos momentos oscilaron entre 1,5 y 3,6. Los de mayor magnitud fueron sentidos por la población, creando una cierta alarma social esos días. La inexistencia de sismicidad histórica significativa en la región hizo concluir que sería poco probable la ocurrencia de terremotos de mayor magnitud.

¿Estamos ante una nueva serie?

Pues bien los terremotos han vuelto. En lo que llevamos de mes la página del IGN ya ha registrado más de una treintena de temblores. Afortunadamente todos han sido de baja magnitud y no se han percibido por la población aunque sí por los sismógrafos. Según estos registros tan sólo el día de octubre hubo 14 temblores en Úbeda, Jódar y Torreperogil. De hecho en los últimos díez días han sido 32 los microsismos detectados. El mayor de ellos tuvo lugar en Jódar con 3'2 el la escala Richter y fue uno de los que sí se pudo percibir por los habitantes aunque de manera leve. Aquí puedes consultar los detalles de esos terremotos

Recordamos

Desde el año 1996, el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) viene realizando trabajos de investigación en la zona, con el objetivo de determinar la geometría del sustrato geológico y las principales fallas y fracturas presentes en el mismo. Según el insittuo “en superficie, las rocas están deformadas por fallas de dirección NE-SO a ENE-OSO, que en algunos casos alcanzan la decena de kilómetros de longitud. Sin embargo, en la región de Torreperogil-Sabiote, estas estructuras están enmascaradas por la presencia de una potente capa de sedimentos blandos, que puede alcanzar hasta 800 metros de espesor. El análisis de datos del subsuelo pone de manifiesto la existencia de fallas en el sustrato geológico con idénticas direcciones. En concreto, bajo la zona donde se concentran los terremotos, se han identificado saltos o escalones en el sustrato profundo que podrían interpretarse como fallas, y que podrían constituir la fuente sísmica de los terremotos”

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