Caminar en Mayúsculas, con Miguel Lechuga. Hoy: ¿Me escuchas?

¿Me escuchas? Recientemente he participado en unas jornadas del itinerario de voluntarios de la diócesis de Jaén para acompañamiento en el duelo. Muchas personas sienten dolor y sufren ante una pérdida, por enfermedad, soledad, desesperanza o cualquier otra forma de crisis vital y necesitan ser escuchados.

Escuchar no es lo mismo que oír, para ello se requiere de habilidades que deben ser entrenadas. La escucha activa, con conciencia plena, requiere de atención e interés y, demasiadas veces, cuando alguien nos habla, más que estar concentrados en lo que nos dicen estamos pensando en lo que nosotros vamos a decir, en nuestro consejito.

Saber escuchar es muy importante, no solo para casos de duelo, la escucha activa es decisiva en las relaciones familiares, en la educación de los hijos, en los ambientes laborales, etcétera. Porque saber escuchar ayuda a sanar, fortalece relaciones, crea entendimientos y evita malentendidos. Ojalá sepamos escuchar hasta lo que no se oye, sin prejuicios, que tanto daño nos hacen.