Unas peruanas se mudan a Santander y sufren un gran choque cultural con los vecinos: "Sin rodeos"
Dos jóvenes comparten en redes sociales las sorpresas que se llevaron al instalarse en la ciudad

Las jóvenes en el vídeo
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"Decir las cosas sin filtro". Así resumen dos jóvenes peruanas lo que más les impactó al mudarse a España, concretamente a Santander. A través de su cuenta de TikTok @cantabrasporadopcion, compartieron un vídeo que ya acumula miles de visualizaciones, donde relatan con humor, respeto y sorpresa algunos de los choques culturales que han vivido al instalarse en nuestro país.
"Queríamos aclarar que lo que mostramos sobre los choques culturales no es una crítica", explican en los comentarios del vídeo. "Este video no busca juzgar, sino compartir lo que vivimos y aprendemos como parte del proceso de adaptación. ¡Con mucho respeto y cariño por esta tierra que también sentimos como nuestra!".
El impacto de la franqueza española
Para quienes llegan desde Latinoamérica, el carácter directo de muchos españoles puede chocar de frente. “En España se suelen decir las cosas directo y sin rodeos, cosa que para algunos latinos puede ser súper brusco”, cuentan. Lo que para un español es franqueza, para ellas fue inicialmente una forma de comunicación “sin filtro” que descoloca.

Vista panorámica de Santander
Pero el choque cultural va más allá de las palabras. La costumbre de dar dos besos, incluso entre personas que se ven por primera vez, también les resultó sorprendente. “Uno y dos”, puntualizan con una sonrisa, mientras recuerdan los primeros encuentros con los vecinos.
En el vídeo también mencionan la puntualidad, muy valorada en muchos entornos laborales y sociales en España. “En algunas zonas de Latinoamérica, llegar 10 o 15 minutos tarde es normal. En España la puntualidad se toma muy en serio”, explican. Un detalle que generó bastante debate en los comentarios del vídeo, con usuarios españoles cuestionando el nivel real de puntualidad en nuestro país.
El pan, las expresiones...
"El pan es religión de cada día: mañana, tarde, noche… y tal vez me propongas ponerlo en el ceviche", bromean en otro de los momentos más virales del vídeo. Esta costumbre española de acompañar casi todas las comidas con pan generó divertidos comentarios de seguidores como “¿Qué os pasa con el pan?” o “El pan es como la Coca Cola en Perú”. El pan, más que un alimento, parece haberles revelado un rasgo identitario inesperado.
Otro de los aspectos que destacan es el uso de expresiones como “tía”, “me flipa” o “¡qué fuerte!”, que al principio pueden parecer ininteligibles. Sin embargo, la adaptación va llegando poco a poco, y ellas mismas reconocen que hoy en día “te encuentras soltando un ‘vale’ sin darte cuenta”.

Escena callejera en Santander
Y como guinda al pastel cultural, la hora de la comida: “Desde comer a las 3 hasta decir las cosas sin filtro… al principio todo era un ‘¿qué está pasando aquí?’”, resumen entre risas. Este desfase horario respecto a otros países es una constante en los comentarios de usuarios que han vivido en el extranjero o han recibido visitas de familiares de América Latina o Europa Central.
Adaptarse con humor y cariño
Más allá de las diferencias, lo que destaca en el testimonio de estas jóvenes es el tono positivo y el deseo de integración. “Los choques culturales nos sacaron de onda, pero también nos hicieron reír, aprender y sentirnos un poquito más parte de España”, concluyen.
Su testimonio ha generado reacciones de todo tipo, desde la sorpresa por lo cotidiano hasta mensajes de bienvenida como “Me alegra veros disfrutar” o “Bienvenidas guapas”. Incluso usuarios españoles han aprovechado para reírse de sus propios tópicos, ironizando sobre la supuesta puntualidad o la omnipresencia del pan.
Este tipo de contenidos virales ponen de relieve cómo las migraciones y la convivencia cultural enriquecen mutuamente a quienes las viven. También muestran la importancia de plataformas como TikTok en la difusión de testimonios personales que generan conversación, empatía y una visión más cercana del proceso de adaptación de miles de personas que, como estas jóvenes peruanas, hoy también se sienten un poco cántabras.