“Un gran regalo para toda la Humanidad”: así vive una comunidad agustina de Huelva la elección del nuevo Papa agustino León XIV

Cuando el nombre del nuevo Papa apareció en las pantallas, en el convento Santa María De Gracia de Huelva se produjo un estallido de emoción. La comunidad religiosa, vinculada a la familia agustiniana, celebró con vítores, abrazos y una alegría difícil de describir que el elegido es alguien muy cercano: el padre Robert Prevost, agustino.

“Robert Prevost, nuestro hermano”, exclamaron con entusiasmo algunas de las hermanas cuando oyeron su nombre. Habían especulado durante días sobre quién sería el próximo Pontífice. Algunas, incluso, intuían que él podría ser el elegido, aunque todo estaba “en la mente del Espíritu Santo”, comenta Sor María del Carmen Figueroa, madre superiora de las agustinas en Huelva, a la Cadena COPE.

Figueroa lo recuerda con especial cariño y admiración. Describe al nuevo Papa como una persona profundamente espiritual, pero también humana, abierta al diálogo, pacífica y pacificadora. “Si tiene que decir alguna cosa, la dice —señala—. Es sincero, concreto y claro”. Para ella, estas cualidades son imprescindibles en el momento actual de la Iglesia.

La religiosa destaca también la conexión que el nuevo Pontífice mantiene con los más necesitados, gracias a su experiencia como misionero. “Tiene un contacto vital con el mundo pobre y necesitado”, afirma. Considera que este compromiso social queda reflejado incluso en el nombre papal que ha escogido, como un símbolo de su doble vocación: espiritual y social.

“Puede ser un Papa muy decisivo en este momento”, asegura convencida. A su juicio, el recorrido vital de Prevost lo ha expuesto a realidades muy diversas que ahora podrá armonizar con sabiduría desde el Vaticano.

En Huelva, la comunidad agustiniana ha tenido el privilegio de compartir momentos cercanos con el nuevo Papa. Visitó el monasterio en 2007 como prior general, función que implicaba la visita a todos los monasterios masculinos y femeninos de la orden. Fue una estancia fraterna y muy próxima. “Fue una visita muy agustiniana”, dice la madre, quien insiste en que más que de orden agustiniana, prefieren hablar de “familia agustiniana”.

El recuerdo se repite en 2011, durante la clausura del quinto centenario de la fundación del monasterio. El entonces prior participó en la celebración del 25 de marzo, compartiendo con los hermanos y la comunidad educativa una jornada especialmente emotiva. “Celebró la Eucaristía y convivió con todos en el claustro”, relata. Afortunadamente, la comunidad conserva un álbum gráfico amplio de aquel momento.

En contraste, el vicario general de la diócesis comenta con humor que ellos no conservan ni una foto del nuevo Papa. “Seguro que ellas sí guardan recuerdos y cosas”, les dice. La religiosa confirma que dispone de material gráfico y que planea compartirlo con la diócesis, una vez reciba las versiones originales del álbum digitalizado.