China rompe con el comunismo: las claves de su explosivo modelo capitalista que desafía a Occidente, el anarcocapitalismo
El divulgador Sergio Parra analiza cómo el gigante asiático ha abrazado una meritocracia extrema y una libertad económica que contradicen su etiqueta política

Sergio Parra: Lo siento, pero China hace tiempo que dejó de ser comunista
Barcelona - Publicado el
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Pese a que en el imaginario colectivo y en su denominación oficial China sigue siendo un país comunista, la realidad sobre el terreno es radicalmente distinta. El divulgador Sergio Parra ha desgranado en una reciente intervención las claves que demuestran que el gigante asiático ha abandonado hace tiempo los postulados de Mao para abrazar un sistema meritocrático y capitalista que, en algunos aspectos, supera en liberalismo a muchas naciones occidentales. “Lo siento, pero China hace tiempo que dejó de ser comunista”, sentencia Parra, desmontando uno de los mitos más arraigados de la geopolítica actual.

el país funciona bajo una lógica que es “justo lo contrario al comunismo”.
Según Parra, el país funciona bajo una lógica que es “justo lo contrario al comunismo”. El cambio de mentalidad se inició en 1978 con la apertura a un ‘capitalismo salvaje’, un punto de inflexión que no solo transformó la economía, sino también el sistema educativo y la mentalidad de sus ciudadanos, orientándolos hacia un objetivo claro: crecer y prosperar a toda costa.
La cultura del esfuerzo como pilar
Uno de los pilares de este nuevo modelo es una férrea cultura del esfuerzo y la meritocracia. Parra explica que, a diferencia de Occidente, en China el éxito académico no solo está bien visto, sino que es un motivo de prestigio social. “Si eres el popular de clase, es porque sacas buenas notas. Y ligas más”, comenta el divulgador. Este incentivo ha calado hondo en la sociedad, generando una competitividad que impulsa a los estudiantes a dar lo mejor de sí mismos.
El resultado de esta mentalidad es asombroso. Parra destaca un dato revelador: un estudiante chino de origen humilde, al llegar a Estados Unidos, obtiene mejores resultados en las pruebas de acceso a la universidad (el SAT) que los jóvenes blancos y ricos del país. “Están demostrando que, si te esfuerzas, lo consigues”, afirma, subrayando cómo el esfuerzo se impone a las barreras socioeconómicas.
Están demostrando que, si te esfuerzas, lo consigues"
Un modelo 'anarcocapitalista'
Esta filosofía se extiende a la economía, donde China presenta un sistema que Parra no duda en calificar de cercano al “anarcocapitalismo”. Y es que, sorprendentemente, el país asiático es menos intervencionista que España en muchos aspectos. “Somos más comunistas que en China”, asegura Parra, señalando que allí servicios como la sanidad son de pago. “Si tu padre tiene cáncer, pues tienes que ahorrar y pagarte la sanidad”, ejemplifica.
Somos más comunistas que en China"
La facilidad para hacer negocios es otro de los contrastes más llamativos. “(se puede) montar una empresa en 5 o 10 minutos a través de una app”, sin papeleo y con impuestos muy bajos. El gobierno, aunque tiene la capacidad de rastrear cada transacción gracias a que todo se paga con aplicaciones móviles como Alipay —“las tarjetas de crédito ya están obsoletas allí”, porque nunca llegaron a implantarse masivamente—, adopta una postura de ‘dejar hacer’. Según Parra, se tolera el dinero negro porque “entienden que la libertad económica, la libertad de las personas para hacer sus trapicheos es bueno para que haya movimiento, innovación”.

El divulgador también aborda el fenómeno de la inmigración china en España, revelando una curiosidad sorprendente.
El regreso a una China rica
El divulgador también aborda el fenómeno de la inmigración china en España, revelando una curiosidad sorprendente. “[Casi todos los inmigrantes chinos que vemos aquí vienen de un mismo pueblo]” cercano a Shanghái. Llegaron en una época en la que China era pobre, buscando oportunidades en Europa.
Casi todos los inmigrantes chinos que vemos aquí vienen de un mismo pueblo"
Sin embargo, la tortilla se ha dado la vuelta. Con una China convertida en potencia mundial, muchos de ellos están regresando. “[Se han dado cuenta que China es rica, y España, en comparación, somos pobres]”, explica Parra. Este fenómeno ha provocado una transformación única en su pueblo de origen, que se ha convertido en una 'pequeña España'. “Si tú vas a este pueblo de China, vas a descubrir que todos los letreros de las calles están en español. Venden el jamoncito, hay las tabernas típicas”, describe, pintando una imagen de fusión cultural insólita.
A pesar de este panorama de libertad económica y prosperidad, Parra se pregunta dónde está “la trampa”. La respuesta reside en la naturaleza del régimen: es una autocracia con una importante restricción de libertades, especialmente en el ámbito político. Sin embargo, esto no parece ser una preocupación para la mayoría de la población.
En China, hablar de política “no está ni siquiera bien visto”, es algo que sucede en un plano diferente al de la vida cotidiana. Mientras la economía prospere y la calidad de vida mejore, los ciudadanos aceptan el sistema. “[Cada día somos más ricos, vivimos mejor, podemos pagar con la palma de la mano en el metro, vivimos en el futuro]... ¿qué más da?”, resume Parra sobre el sentir general. Una actitud que él mismo compara con una célebre frase de la película ‘Espérame en el cielo’: “Haga usted como yo, no se meta en política”.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.