Fotos: Federación Cofradías (José Velasco) y COPE

Cada pregonero suele mostrar su personalidad en el desarrollo de su pieza oratoria. Fernando Díaz de la Guardia también se vio en la necesidad de exponer las especiales circunstancias del presente contexto temporal, donde la pandemia está condicionando muchos ámbitos, entre ellos el cofrade. El resultado fue conseguir la emoción con “Un sueño de esperanza” que fue el título elegido para su intervención.

El Palacio de Congresos, pese a la frialdad de una sala moderna y que debido a la normativa sanitaria vigente solo pudo contar 200 personas para un aforo que es unas diez veces superior, acogió con entusiasmo una emocionada intervención repleta de amor a Granada. El escenario se adornó con la instalación de un montaje en el que destacaba el estandarte del Vía Crucis que pintara Gabriel Morcillo y la escultura del Señorde Israel Cornejo. La Banda Municipal se tuvo que acomodar detrás de la mesa presidencial, que se vio reducida, por las circunstancias sanitarias, a la presencia solo del Vicario General, Rvdo. D. Francisco Espigares, el alcalde, Luis Salvador, el presidente de la Federación, Jesús Muros, el presentador del pregonero, Luis Javier López, y el propio Díaz de la Guardia.

Comenzó el acto con la intervención de la Banda Municipal, que interpretó Passio Granatensis, del director titular de la formación, Ángel López Carreño, y Mi Amargura de Víctor Manuel Ferrer. Cecilio, licencia literaria de un imaginado enfermo de Covid, nombre de tanto significado simbólico, fue el protagonista del principio y el fin del Pregón, en el que estuvieron representadas todas las cofradías. El propio Fernando Diaz dijo durante la Ceremonia de Entrega de Tapas, que había hablado con los treinta y dos hermanos mayores de las hermandades penitenciales. De esta manera, acentuaba el trabajo de documentación que ha tenido como fruto una brillante pieza oratoria, en la que desplegó sus grandes dotes de comunicador. Todo lo expresó con la palabra amable y el gesto elegante, que solo apoyó en algunas ocasiones con grabaciones sonoras, como la que evocó el tambor de Silencio.

Muchas hermandades aparecieron agrupadas por barrios, comenzando por el Realejo, marchando al Albayzín o llevándonos al Zaidín. Otras veces fue el centro y siempre una prosa atractiva, por momentos lírica y cuajada de datos, protagonistas y anécdotas que nos llevaron por la Semana Santa de Granada. No faltó una referencia al mundo de la información cofrade, con citas a distintos periodistas, como Juan Bustos, Tico Medina, Mercedes Domenech, Tito Ortiz o José Antonio Lacárcel.

Su itinerario cofrade concluyó con la Soledad de San Jerónimo y sus chías, Santa María de la Alhambra y la Estrella, a la que está especialmente vinculado. “Granada, siempre Granada,” fueron las palabras con las que terminó su intervención.

Un sincero aplauso que consiguió emocionar al Pregonero y que el mismo tuvo que interrumpir ante el insistente entusiasmo de los asistentes, dio paso a las palabras finales del alcalde, Luis Salvador, y las del vicario, Francisco Javier Espigares, estando el cierre del acto a cargo de la Banda Municipal que interpretó Palio Blanco de Miguel Sánchez Ruzafa y los himnos de Granada, Andalucía y España.

En suma, una jornada para la historia, en la que se ha pronunciado un pregón que jamás se olvidará y que ha nacido en la pluma y la voz de Fernando Díaz de la Guardia.