Del carbón a la energía limpia: el Guadiato busca su futuro tras el cierre de Puente Nuevo

El fin de la térmica en 2020 puso punto final a más de cinco décadas de actividad minera y energética en la comarca. Ahora, proyectos de renovables y empresas locales tratan de abrir un nuevo ciclo de empleo y desarrollo

01/02/2024 Central térmica de Puente Nuevo, en Espiel (Córdoba).
POLITICA 
MINISTERIO DE TRANSICION ECOLOGICA

Central térmica de Puente Nuevo, en Espiel (Córdoba)

Fran Durán

Córdoba - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Tras más de medio siglo en activo, la central térmica de Puente Nuevo, en Espiel, apagó definitivamente sus calderas en 2020. Su cierre supuso mucho más que la clausura de unas instalaciones industriales: marcó el fin de una etapa que había definido la vida económica y social del Valle del Guadiato. Durante más de cincuenta años, la central fue motor de empleo y de desarrollo para toda la comarca, y su desaparición simboliza el tránsito hacia un nuevo modelo energético que, poco a poco, busca abrirse camino. 

La central, propiedad de Viesgo, había sido autorizada por el Ministerio de Industria en 1976. Desde entonces, llegó a dar trabajo directo a unas 70 personas, además de sostener una red de empleos indirectos vinculados al transporte, el mantenimiento y las actividades auxiliares. Para una zona históricamente ligada a la minería del carbón, su presencia era un engranaje esencial en la economía local. Como recuerda Manuel Jiménez Balleta, ingeniero de Minas y director de la última corta de carbón de la comarca, la clausura de Puente Nuevo fue “el punto final de un ciclo que comenzó con la extracción del mineral y terminó con la quema de ese carbón para producir electricidad”. Su testimonio resume la trascendencia de una industria que, además de dar sustento a miles de familias, configuró la identidad de un territorio.

El proceso de desmantelamiento de la planta se limitó  exclusivamente al perímetro de la central, lo que supuso apenas el 20% de la instalación. Quedaron fuera fuera la subestación —propiedad de Red Eléctrica y Endesa—, las vías férreas exteriores, el vertedero de cenizas o la balsa de decantación situada a 1,5 kilómetros. La empresa asumió desde un principio que la demolición parcial debía realizarse de manera selectiva para favorecer el reciclaje de los residuos y, al mismo tiempo, garantizar una “puesta en seguridad” que mantuviera el valor del emplazamiento de cara a un posible reaprovechamiento económico futuro.

NO FUE UN CASO AISLADO

El 30 de junio de 2020 España adelantó los plazos de la Unión Europea y cerró siete centrales térmicas de carbón en una misma jornada: Compostilla II (León), Andorra (Teruel), Velilla (Palencia), Narcea (Asturias), La Robla (León), Meirama (A Coruña) y Puente Nuevo (Córdoba). Todas ellas operaban gracias a una excepción de la Directiva de Emisiones Industriales que les permitía seguir funcionando hasta esa fecha sin cumplir con los límites de emisión de la normativa europea. Con el fin del Plan Nacional Transitorio, dejaron de ser viables.

Pero más allá del beneficio ambiental —reducción de emisiones de CO₂, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y partículas nocivas—, el cierre dejó tras de sí un vacío económico difícil de llenar. Durante décadas, el Guadiato dependió de la minería y de la central para sostener empleo, consumo y vida social. La desaparición de esta base productiva obligó a repensar el futuro.

nuevo impulso a través de energía renovables

Ahí entra en juego el Instituto para la Transición Justa (ITJ), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica. Con el objetivo de compensar la pérdida de actividad y abrir nuevas oportunidades, el ITJ ha adjudicado la capacidad de acceso a la red eléctrica del nudo de transición justa de Lancha, liberada tras el cierre de Puente Nuevo. En total, se han asignado 409 megavatios a tres proyectos de energías renovables y almacenamiento —dos de bombeo y uno termosolar—, con la participación de una empresa cordobesa, como es Magtel, que realizará una inversión que ronda los 500 millones de euros.

Según explicó la directora del ITJ, Judit Carreras, estos proyectos han sido seleccionados bajo criterios de concurrencia competitiva, primando los beneficios socioeconómicos locales. No se trata solo de producir energía limpia, sino también de crear empleo, dinamizar la economía y garantizar que los antiguos trabajadores de la central, junto con mujeres y jóvenes de la comarca, tengan prioridad en la contratación. Las empresas adjudicatarias se han comprometido a no superar un precio de 120 euros por megavatio hora, a depositar 50 millones en garantías sociales y a impulsar la formación específica de los vecinos.

La construcción de estas instalaciones podría prolongarse hasta seis años, pero mientras tanto se mantienen activas otras líneas de apoyo. Desde 2021 se han concedido 24 millones de euros a 33 proyectos empresariales y municipales en la comarca, generando 110 empleos. Entre ellos destacan iniciativas innovadoras como la planta de frutos secos ecológicos Quinto Nut, Recam Láser en Espiel, ELA Aviación, la plantación de pistachos en Fuente Obejuna o el futuro Centro de Interpretación del Almendro en Belmez.

El Guadiato se enfrenta ahora a un reto complejo: pasar de ser un valle del carbón a convertirse en un valle de energías limpias, diversificación industrial y proyectos agroalimentarios sostenibles. El cierre de Puente Nuevo puso fin a una era, pero también abrió la posibilidad de una transformación profunda. Como recuerda Manuel Jiménez Balleta, “la memoria minera y energética de la comarca no debe perderse, pero hoy toca mirar hacia adelante y asegurar que las nuevas generaciones encuentren aquí el futuro que nosotros buscamos en el carbón”.

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