La Gran Recogida se reinventa: donar en caja para paliar la exclusión de las ayudas europeas
El Banco de Alimentos de Córdoba afronta una caída de donaciones y un déficit de 800.000 kilos mientras busca superar los 135.000 euros de la última campaña

Gran Recogida de Alimentos 2025
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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Este fin de semana, los supermercados de todo el país se convierten en un punto clave para la solidaridad con la celebración de la Gran Recogida de alimentos. Sin embargo, este año la campaña presenta un cambio fundamental: la donación se realiza principalmente de forma económica en la línea de caja. El Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba se ha marcado el objetivo de revertir la tendencia a la baja de los últimos años, buscando superar los 135.000 euros y 30.000 kilos de alimentos físicos recaudados en la edición anterior para hacer frente a una demanda que no deja de crecer.

Voluntario en uno de los supermercados
Como explica Juan José Cas, vicepresidente de la entidad, la maquinaria ya está en marcha con la esperanza de que la campaña coja impulso a lo largo del fin de semana. “Nuestra ilusión es revertir la situación y que otra vez tengamos la senda ascendente”, afirma. La meta no es solo superar las cifras del año pasado, sino también enviar un mensaje de optimismo y compromiso social en un momento especialmente delicado para miles de familias.
Un modelo más eficiente y sostenible
La principal novedad de esta Gran Recogida es la apuesta decidida por la donación en línea de caja, un sistema que, según Cas, es “la forma más eficaz y con mucha diferencia”. Este método permite al cliente añadir una aportación económica a su compra, que se destina íntegramente al Banco de Alimentos. El proceso es sencillo: el cajero escanea un código de barras, generalmente de un euro, y el cliente puede donar la cantidad que desee multiplicando ese valor. “Si una persona quiere donar 17 euros, se coge el código de un euro y se pone por 17”, aclara el vicepresidente.
La forma más eficaz y con mucha diferencia es la donación en línea de caja
Vicepresidente del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba
Las ventajas de este sistema son numerosas y estratégicas. En primer lugar, permite al Banco de Alimentos comprar exactamente los productos que necesita y cuando los necesita, evitando así la acumulación de ciertos alimentos y la escasez de otros. “Evitamos el caso de que haya mucho de un producto y poco de otro”, señala Cas. Esta flexibilidad es clave para gestionar el stock de manera eficiente. Por ejemplo, en la operación de junio, algunos productos comprados no se adquirieron hasta septiembre, esperando a que las existencias del almacén disminuyeran y evitando así el riesgo de deterioro por el calor.

Pilar, voluntaria en el supermercado Día de Colón
Otro beneficio fundamental es la reducción del desperdicio alimentario. “Cuando es alimento físico, mientras que clasificamos, nos hemos comido un mes y medio de fecha de caducidad”, lamenta Cas. En ocasiones, los alimentos donados llegan con una fecha de caducidad tan próxima que es imposible distribuirlos a tiempo. El sistema de compra directa garantiza que los productos tengan una vida útil de al menos tres meses. Además, este modelo es más sostenible, ya que reduce drásticamente la huella de carbono al eliminar la necesidad de transportar, clasificar y almacenar miles de kilos de alimentos donados físicamente.
El donante que ahora necesita ayuda
Detrás de la tendencia a la baja en las donaciones de los últimos años, Juan José Cas percibe un doloroso cambio social derivado de la crisis económica. Aunque no se basa en datos empíricos, su teoría es clara: “Personas que antes podían donar, ahora puede que estén en situación de recibir”. El aumento del coste de la vida ha provocado que familias con salarios modestos que antes podían permitirse un pequeño esfuerzo solidario, ahora tengan serias dificultades para llegar a fin de mes. La capacidad de donar, por tanto, se ha visto mermada para un sector importante de la población.
Esta percepción refleja una realidad que se constata a pie de calle, donde el encarecimiento de los productos básicos ha puesto en jaque la economía de muchos hogares, incluso de aquellos con varios miembros trabajando. “Algunas de las personas que antes donaban, posiblemente estén ahora en la lista de las que, a través de Cáritas, reciben ayuda”, reflexiona el vicepresidente del Banco de Alimentos. Este fenómeno evidencia la fragilidad de la clase media y el aumento de la vulnerabilidad social.
Cubrir el vacío de las ayudas europeas
La necesidad de que esta Gran Recogida sea un éxito es más acuciante que nunca debido a un factor determinante: desde hace dos años, el Banco de Alimentos ha quedado excluido del programa de ayudas de la Comunidad Europea. Esta decisión ha supuesto un déficit de unos 800.000 kilos de alimentos que antes se distribuían anualmente. El nuevo sistema de tarjetas monedero, gestionado por el ministerio, ha dejado fuera a la entidad y, lo que es más grave, a numerosos colectivos vulnerables.
Según explica Cas, estas nuevas ayudas están destinadas exclusivamente a familias con hijos menores de 16 años. “¿Qué pasa con los ancianos, con cualquier muchacho joven o con cualquier matrimonio que no tenga hijos? A estas personas no les llega nada de la Comunidad Europea”, denuncia. Es el Banco de Alimentos quien debe ahora asumir la responsabilidad de atender a todos estos colectivos excluidos, pero con muchos menos recursos. La consecuencia directa ha sido una drástica reducción de la ayuda que pueden ofrecer.
Ya no estamos dándole de comer a la familia, estamos ayudándole a comer
Vicepresidente del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba
El impacto de este recorte es dramático. “Si antes dábamos, por ejemplo, 10 kilos por persona al mes, pues a lo mejor ahora estamos dando 3 kilos”, admite con pesar. Esta reducción redefine por completo la misión de la entidad. “Ya no estamos dándole de comer a la familia, estamos ayudándole a comer a la familia, mientras que antes nuestra aportación era más importante”. Ante este panorama, cada euro donado en la caja del supermercado este fin de semana se vuelve más crucial que nunca para que el Banco de Alimentos de Córdoba pueda seguir prestando su apoyo indispensable.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



