Carlos Molina, cordobés en Ucrania: "Todo está tranquilo, pero tengo el depósito siempre lleno por si acaso"
El lateral internacional milita en el campeón ucraniano de balonmano, el Motor Zaporiyia. Su familia le ha dicho que en dos semanas le visitará “pase lo que pase”

Carlos Molina,un cordobés en Ucrania: "Todo está tranquilo, pero tengo el depósito siempre lleno por si acaso"
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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Zaporiyia es una ciudad de cerca de 700.000 habitantes cuyo nombre significa "detrás de los rápidos" por los rápidos que en su día tenía el Dniéper. Aquí juega el Motor Zaporiyia, el mejor club de balonmano de Ucrania. Y en ese equipo milita uncordobés: Carlos Molina.
Molina, que se forjó en la cantera del Córdoba de Balonmano, emigró a esas frías latitudes hace dos años tras haber pasado anteriormente por Ciudad de Logroño, Huesca, Aragón, Barelona, Magdeburgo y Benfica. Además, llegó a ser internacional con la selección española durante la preparación para el Europeo de 2016.
En las últimas semanas Ucrania está siendo noticia por la tensión entre OTAN y Rusia por aumentar su esfera de influencia. La histórica reclamación rusa traída al presente en 2014 por Putin sobre Crimea es solo la punta del iceberg de un conflicto que amenaza con revivir la Guerra Fría.
Y, claro, Zaporiyia está demasiado lejos de Córdoba -4.320 kilómetros-, pero demasiado cerca de Donetsk -230-, capital del Donbás, la más prorrusa del Estado ucraniano y donde la tensión entre ambos países -y ambas esferas de influencia- es más patente.
Puestos en contacto con Molina, nos cuenta que existe una tranquilidad relativa en su ciudad: “Aquí vivimos a unos 200 kilómetros de las zonas de conflicto y la gente hace su día a día como si no pasara nada, no tiene nada de preocupación. Es una calma que tienen desde 2014 cuando invadieron la península de Crimea y es algo que tienen como normal. Un evento más dentro de ese conflicto que empezó en 2014”.
Desde su óptica de habitante coyuntural en la región: “La Unión Europea ya le envió la invitación a Turquía y Ucrania. En el caso de aceptar el país tendría unos parámetros que cumplir y trabajar mucho para entrar en la UE. Eso son muchos años. En infraestructuras, las calles, los salarios… les queda un largo recorrido. Entre mis compañeros algunos no quieren depender de nadie y otros prefieren tender al lado europeo. Lo que no quieren en ningún caso es pertenecer a Rusia. Ellos se siente hermanos con los rusos, pero parece que las grandes esferas les quieren echar a pelear”.
Además, apunta, “según he leído Putin está en sus horas bajas y este conflicto le da un poco más de publicidad. Le saldría bastante caro a Putin entrar en conflicto y sería malo para todos: su país, la Unión Europea… Yo creo que todo quedará en el pulso económico entre las grandes potencias”.
A Molina le anima pensar en que pronto tendrá visita: “Mi mujer y mi hijo están en España y ellos tienen claro que vendrán en dos semanas pase lo que pase porque quieren estar conmigo”. Y, claro, al mismo tiempo reconoce que “soy un poco precavido y el depósito de gasolina lo tengo siempre lleno y los mapas de carretera descargados por si hay que salir del país en coche. Estoy muy tranquilo, pero me escondo un as en la manga”.
En estos momentos, reconoce, “de Córdoba echo de menos el calorcito, aunque en el podio de lo que más echo en falta están los amigos, la familia… y el buen comer. Aquí no subimos de los cero grados y siempre nublado. Es bastante necesario el sol. A mi me encanta la gastronomía de aquí, sobre todo el Borsch, una sopa de remolacha. Estoy cogiendo recetas de compañeros, porque no dejaré de hacerlas cuando regrese a España”.
Once jugadores y dos técnicos de su Motor Zaporiya en cuarentena, por Covid-19, así que “se han anulado partidos de la Liga y ahora a mitad de mes empezamos la Champions”. El nivel del balonmano ucraniano “no es parecido a una Liga española, francesa o alemana. El poder lo tiene nuestro equipo y el resto son como equipos juveniles en cualquier lado o peores. Los resultados son 48-11 o 40-20… No son ajustados precisamente como en otras ligas europeas”
Molina, que estudia Administración y dirección de empresas y turismo relata igualmente que “estudié enfermería y estuve a punto de terminar, pero hice prácticas en el hospital y vi que no era lo mío. Lo pasé mal, porque vi cosas que no estaba preparada para verlas”. Una reflexión que viene muy al pelo con las elucubraciones que se ciernen sobre Ucrania en estos tiempos.