Sanlúcar de Barrameda ha puesto en el Coto a la mitad de los romeros de la provincia que hacen el Camino

Se pone boca abajo la ciudad. No se puede vivir permanentemente mirando a Doñana, durante todo el año, y no ser el pulmón del rocierismo de la provincia de Cádiz. Acaban de salir de su Feria de la Manzanilla y un año más han demostrado sus fortalezas, convirtiéndose una vez más en anfitriona de todas las hermandades gaditanas y a la vez la más potente en términos de volumen de su presencia: más de 4.000 romeros están ya en el Parque Nacional.

La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sanlúcar de Barrameda ha comenzado este miércoles de su partida y embarque en la playa de Bajo de Guía asistiendo a la Misa de Romeros. Han contado con monseñor José Rico Pavés, el obispo de Asidonia-Jerez, presidiendo esta celebración en una nueva manifestación de poderío: la calle San Jorge, donde tienen su capilla, cortada y repleta de fieles participantes.

Y a partir de ahí, toda la mañana para ella sola en esta operación sobre las barcazas de Cristóbal Anillo, la empresa concesionaria del cruce en la desembocadura del Guadalquivir. Han dispuesto de un buen puñado de horas, desde que la luz del sol y estado de esa mezcla de aguas fluviales y marítimas lo han permitido, hasta que asomaran más allá de la hora de almuerzo las de El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera.