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¿Cómo identificar los síntomas y signos asociados a un ictus?

Al ictus también se le conoce como accidente cerebro vascular, embolia o trombosis. Es vital conocer los factores de riesgo y tener hábitos de vida saludables.

En Andalucía sufren un ictus cada año más de 17.000 personas.

¿Cómo identificar los síntomas y signos asociados a un ictus?

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 16 abr 2021

La viceconsejera de Salud y Familias, Catalina García, el director general de Cuidados Sociosanitarios, José Repiso, y el coordinador del Plan Andaluz de Atención al Ictus, Joan Montaner, han presentado en la Consejería de Salud y Familias la Campaña de Prevención y Atención al Ictus ‘Es un ictus. Llama al 061’.

El hecho de que sea una enfermedad frecuente, con impacto en la discapacidad y mortalidad, y que se disponga de un tratamiento eficaz en las primeras horas tras el evento agudo, son los motivos que han hecho que la Consejería de Salud y Familias, en coordinación con el Plan de Atención al Ictus, “identificara la necesidad de crear una estrategia informativa y de comunicación dirigida a la población en general, y especialmente a las personas mayores de 60 años, para que puedan identificar los síntomas y signos asociados a un ictus, facilitándose su atención inmediata”, ha explicado Catalina García, que ha añadido que “la campaña también informa sobre los factores de riesgo asociados a los accidentes cerebrovasculares y los hábitos de vida saludables para su prevención”.

El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. La sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria y, como consecuencia, las células nerviosas no reciben oxígeno, dejando de funcionar. Al ictus también se le conoce como accidente cerebro vascular, embolia o trombosis. Aunque puede producirse a cualquier edad, su riesgo aumenta con la edad, siendo más frecuente a partir de los 55 años.

El ictus representa un problema de salud grave, con gran impacto sociosanitario, siendo el problema neurológico grave más frecuente. A pesar de los enormes avances realizados en el manejo del ictus en nuestra comunidad, la incidencia del ictus es de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año; es decir, en Andalucía sufren un ictus cada año más de 17.000 personas. Esto lleva a que, a lo largo de sus vidas, uno de cada cuatro andaluces sufrirá un ictus. La Organización Mundial de la Salud prevé un incremento de la incidencia de ictus del 27% hasta 2025, debido al progresivo envejecimiento de la población.

Uno de los principales problemas del ictus es las secuelas que produce en términos de discapacidad física y cognitiva. Además, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres, y la segunda entre los hombres, provocando el 10% de la mortalidad total (13% mujeres y 8% hombres). En Andalucía, la mortalidad por ictus es la más alta de todo el territorio nacional. Además, es la primera causa de invalidez permanente en el adulto, teniendo un elevado coste sociosanitario, que ronda los 1.000 millones de euros al año.

Los tratamientos más avanzados actualmente para el abordaje de un evento agudo se basan en la reperfusión de la corriente sanguínea que ha quedado interrumpida y son tiempo dependiente, lo que significa que existe una ventana de tiempo tras el episodio agudo en el que los tratamientos son eficaces para la reducción de las secuelas y la mortalidad, pero si se pasa de este tiempo, dejan de serlo.

FACTORES DE RIESGO Y HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES

El 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable. “Aunque son numerosos los factores de riesgo para desarrollar una enfermedad cerebrovascular, los principales factores de riesgo modificables para sufrir un evento agudo son la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, la inactividad física y la obesidad, responsables de un elevado porcentaje de la morbilidad y la mortalidad por enfermedades no transmisibles de la población”, ha explicado el coordinador del Plan Andaluz de Atención al Ictus, Joan Montaner.

Los principales hábitos de vida saludables para prevenir el ictus son “evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas; aumentar la actividad física diaria y reducir el sedentarismo; seguir una dieta rica en verduras y frutas; reducir el consumo de sal, azucares, grasas saturadas y comidas procesadas”, ha detallado Montaner.

Estas intervenciones sobre el estilo de vida son al menos tan importantes como las medidas farmacológicas y, en muchos casos, incluso por encima de éstas, por lo que deben recomendarse y mantenerse en todos los pacientes, con independencia de que reciban o no tratamiento farmacológico.

CÓDIGO ICTUS

En tanto que enfermedad tiempo-dependiente, el ictus es una dolencia en la que de su rápida atención depende la supervivencia de quien se ve afectado por ella, así como su posterior recuperación sin secuelas. Es por ello que, en la cadena asistencial del ictus, es fundamental establecer sistemas que favorezcan una interconexión precisa entre los servicios de emergencia extra e intrahospitalarios.

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Tal y como recoge el Plan Andaluz de Atención al Ictus, “el objetivo del Código Ictus es la puesta en marcha de forma inmediata de los componentes y estructuras implicadas en el diagnóstico y tratamiento en fase aguda del ictus. Se trata de un sistema que permite la rápida identificación, notificación y traslado de los pacientes con ictus a los servicios de urgencias”, ha señalado el coordinador del Plan. De este modo, puede ponerse en marcha el proceso intrahospitalario de diagnóstico definitivo y el potencial tratamiento mientras se traslada al paciente con ictus hasta el Servicio de Urgencias.

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